Después de las advertencias de organizaciones y referentes, el gobierno porteño blanqueó las cifras. Y puso en marcha junto a Nación un plan de testeos casa por casa.

La tasa de contagio de coronavirus en los barrios populares de la Ciudad se disparó, tal como venían alertando las organizaciones sociales que hacen pie en estos territorios vulnerables. Si hasta el 30 de abril los datos oficiales registraban entre la población más emprobrecida del distrito más rico del país 124 casos, ahora, en tan solo cuatro días, esa cifra se duplicó. De acuerdo a los últimos números que dio el gobierno porteño, se registraron 249 casos de covid-19 y ya son seis las personas fallecidas en las villas. Las más afectadas son la villa 31 de Retiro, con 151 casos, en un asentamiento donde una gran mayoría de vecinos están sin agua desde hace diez días, y la villa 1-11-14 del Bajo Flores, con otros 71 contagiados. Ante esta situación y como venían reclamando los vecinos y las organizaciones populares que sostienen a los barrios, este martes comenzó un operativo conjunto entre Nación y Ciudad para detectar puerta a puerta el coronavirus en la 31.

La preocupación por el aumento de la curva de contagios se confirmó con los datos oficiales que publicó el Ministerio de Salud porteño y la puesta en marcha del operativo conjunto Detectar (Dispositivo Estratégico de Testeo para Coronavirus en Terreno de Argentina) en la villa 31 de Retiro.

De acuerdo a los datos publicados por el gobierno porteño, además de los mencionados de la 31 y la 1-11-14, los casos de contagio de covid-19 en los barrios populares se distribuyen de la siguiente forma: “tres en el Barrio Ramón Carrillo; tres en Barrio 21-24; dos en Ciudad Oculta; dos en Barrio 20; uno en Barrio Fátima; uno en Rodrigo Bueno; uno en Piletones; otro en el Barrio Mitre y trece de vecinos que viven en barrios vulnerables pero eligen no dar a conocer su paradero”. Al mismo tiempo, informaron que el equipo de epidemiología de la cartera sanitaria trabaja con 75 casos sospechosos de haber contraído el virus por contactos estrechos con los casos positivos.

Por su parte, el ministro de Salud de la Ciudad, Fernan Quirós, aseguró que en los barrios vulnerables la letalidad por coronavirus es de 2,4 por ciento. «Hay que poner toda la potencia del Estado en las villas», dijo el funcionario al brindar información sobre la evolución de la pandemia en el territorio porteño, que registró hasta ahora 1811 casos positivos y 101 fallecidos.

En cuanto a las medidas, sostuvo que «la estrategia que más funciona es diagnosticar rápidamente a los enfermos y golpear puerta por puerta para hablar con las personas y comunicarles los síntomas para que los adviertan, y cuando se identifica un caso, ver los convivientes, los contactos estrechos para aislarlos”, que es lo se busca hacer a través del operativo Detectar.

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En la misma línea, desde el Ministerio de Desarrollo Humano y Habitat porteño informaron que pusieron en marcha cuatro líneas de acción para mitigar la expansión del virus en las villas: una campaña de concientización (a través de folletos, redes sociales y grupos de Whatsapp a cargo de los referentes barriales, sms, radios comunitarias, recorridas territoriales con megáfonos por las calles internas de los barrios, entre otras); un refuerzo de las raciones alimentarias para comedores, merenderos y centros de primera infancia; operativos de limpieza y asistencia a adultos mayores.

Las voces desde la villa

Sin embargo, aunque las medidas y el hecho de que se transparenten los números de casos en las villas fueron celebradas por la mayoría de las organizaciones sociales que trabajan en los barrios consultadas por este diario, remarcaron que lo que quedó en evidencia “es que el gobierno porteño demoró y burocratizó la asistencia en los barrios«.

Esto llega casi un mes después de que se registró la primera muerte por coronvirus en la villa 1-11-14. Después de dos semanas del primer caso acá en la 31, y tres días después de la primera muerte en el barrio, que fue el de la mamá de la primera contagiada, y tras numerosos reclamos que hicimos ante la Secretaría de Integración Social y Urbana”, advirtió Héctor Huanco, del Comité de Crisis de la 31, integrado por representantes de diversas organizaciones sociales del barrio.

Hubo falta de Estado a pesar de los reclamos. Nos preocupa. Recién este lunes el Comité de Crisis se pudo reunir con los funcionarios, y quedó claro en ese encuentro que había muchas demandas atrasadas. Es falso que vienen trabajando con nosotros y el barrio desde el primer momento. Venimos reclamando por los problemas de agua que hay en el barrio desde el verano, y ahora hace diez días que falta agua, cuando es esencial en medio de la pandemia para mantener la higiene. Mientras llevaban a muchas personas a hoteles para hacer la cuarentena, acá nos dejaron a la deriva, pese a que está claro que no se puede mantener el aislamiento con el nivel de hacinamiento que tienen las familias en el barrio. Hasta ahora, con los que tuvieron contacto estrecho con gente contagiada no hicieron nada”, advirtió.

De todos modos, el representante barrial dijo que “celebramos el operativo y estamos comprometidos para controlar que no se expanda el contagio. De hecho, nos repartieron planillas a los referentes y las organizaciones para que aportemos los datos de personas que tengan síntomas para que las testeen”, agregó, al mismo tiempo que remarcó que “lo deberían haber hecho antes”.

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Reunión con funcionarios

En la reunión que mencionó Huanco estuvieron representantes del Comité de Crisis con autoridades del gobierno de la Ciudad y de la Nación. Se encontraban la secretaria nacional de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti; el asesor de la Presidencia Alejandro Grimson, y el subsecretario de Atención Primaria Ambulatoria de la Ciudad, Gabriel Battistella, entre otros funcionarios.

En el encuentro, donde les informaron del operativo conjunto para testear a personas que hayan tenido contacto estrecho con casos de coronavirus, el Comité dejó planteados cuatro reclamos básicos, que son los mismos que vienen sosteniendo desde que comenzó la pandemia en algunos casos (alimentos y artículos de limpieza), y otros, como el agua, más necesaria que nunca, que arrastran desde hace mucho tiempo y que dejan a la vista los grandes problemas que tienen los procesos de urbanización de las villas porteñas, donde falta agua y sobra hacinamiento.

En primer lugar, reclamaron la conexión de agua potable para poder cumplir con las medidas básicas de higiene y prevención; solicitaron la posibilidad de realizar el aislamiento preventivo en hoteles u otros lugares para contactos estrechos; asistencia a todos y cada uno de los comedores del barrio con alimentos, elementos de limpieza, higiene y bioseguridad y la desinfección, limpieza y descacharreo de todo el barrio porque, además del coronavirus, hay numerosos casos de dengue.

Desde la organización villera La Poderosa, que venía alertando sobre la falta de reacción del gobierno porteño, remarcaron que el aumento de casos «era previsible por el hacinamiento que hay y la fata de recursos. Nada de esto es nuevo pero la pandemia potencia todo», advirtieron. «Falta agua y lo están supliendo con camiones cisterna que no alcanzan a cubrir las necesidades del barrio, y donde no falta agua, falta luz. En el barrio San Martín de la 31, cuando se habían detectado varios casos, estuvieron tres días sin luz, lo que complica cualquier medida de prevención y aislamiento», ejemplificaron, y remarcaron que hubo «desidia, en el caso de Alba, la primer mujer que se contagió en el barrio y estuvo internada, tenía a su padre de 85 y su madre de 84 en la casa, muy achacados, y el gobierno porteño, por más que dijeron que se pusieron en contacto con la familia para darles soporte, no lo hicieron. Nos pidieron a nosotros los datos varios días después, y no sabemos qué hubiera cambiado pero tardaron en asistirlos y la mamá de Alba está muerta».

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En tanto, el diputado nacional por el Frente de Todos Itai Hagman dijo a este diario que «lo que están viviendo en las villas porteñas es un reflejo de la gestión del PRO en la Ciudad, que a pesar de ser la más rica del país cada vez es más excluyente. Gracias a la organización de los vecinos y el comité de crisis se consiguió un operativo coordinado entre la nación y la ciudad con la intervención del Ministerio de Salud nacional y de AYSA, para avanzar en las obras de conexión intradomiciliaria. Esperemos que esto mejore urgentemente la situación de los vecinos y que siente un precedente para trabajar en el futuro con una perspectiva que ponga a los derechos humanos y la participación vecinal como prioridad».

En este sentido, la presidenta de Agua y Saneamientos Argentinos (AySA), Malena Galmarini, se reunió con el equipo de obras públicas del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta para colaborar en una solución a la situación de los vecinos del Barrio 31. En tanto los funcionarios locales se comprometieron a comenzar este miércoles las obras pendientes para brindar agua potable al barrio.

A la búsqueda de casos

En medio de las críticas y los apoyos todavía tibios por la inercia estatal porteña, a media mañana, en la 31 se largó el operativo en el que personal sanitario recorrió casa por casa para detectar nuevos casos de contagio. «La idea es encontrar personas con síntomas referidos al Covid y trasladarlos» a un centro móvil instalado en el barrio «donde se le hace el hisopado», explicó Gabriel Battistella, encargado del operativo Detectar.

Según detalló, pasado el mediodía, se les había realizado el test de PCR a 24 personas, provenientes de los más de 120 hogares en los que se había efectuado entrevistas, que fueron trasladadas en micros a una Unidad de Aislamiento Transitorio (UTA), que integran las Unidades Febriles de Urgencia (UFU), para esperar los resultados.

De acuerdo al funcionario, si el test da negativo la persona puede regresar a su hogar, y “si da positivo se lo traslada a los hoteles dispuestos por la Ciudad» para que transite allí la enfermedad”. En aquellos casos en que el paciente presente alguna complicación, se lo trasladará a un centro de salud.

Además, explicó que «una vez que se detecta un caso positivo, se hace una investigación de todas las personas que tuvieron en contacto con la misma y se activa el protocolo con contactos estrechos para ver si esas personas manifiestan sintomatología», con un seguimiento que, entre otras cosas, establece «dos llamados por día».

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