Charco Press, hasta el momento la única editorial en el mundo anglosajón dedicada a la literatura latinoamericana contemporánea, nació impulsada por la determinación de romper con «la asociación errónea y reduccionista de que todo lo latinoamericano se vincula al realismo mágico» y cuenta con un catálogo en el que sobresalen las traducciones al inglés de autores como Gabriela Cabezón Cámara, Ariana Harwicz, Margarita García Robayo, Selva Almada y Jorge Consiglio, entre otros.

Al frente del sello creado en 2016 está la investigadora y traductora Carolina Orloff, una argentina radicada en Edimburgo que elige minuciosamente cada uno de los nuevos títulos que se incorporan al fondo editorial y monitorea al borde de la obsesión cada página que traduce su equipo.

«Me dedico siempre a revisar todas las traducciones línea por línea, cotejando con el original. Ya tuvimos que truncar dos traducciones (incluyendo la de ‘Matate, amor’ de Ariana Harwicz) y empezar de nuevo. Una pérdida de plata, tiempo y de energía pero que siempre sale mejor al final. No puedo publicar una traducción que no brille y que no sea absolutamente fiel a la voz original», explica Orloff a Télam desde el confinamiento impuesto por el coronavirus.
«Me siento como en un exilio pandémico», cuenta la editora, que tenía pasaje para viajar a Buenos Aires el 7 de abril y por las restricciones mundiales para contener el avance del virus deberá postegar eso mismo que sugiere el título de su sello editorial: cruzar el charco para estar del otro lado del Atlántico.

– Télam: ¿Cómo definirías el radio de acción de Charco Press respecto a temáticas y a los perfiles de los autores que integran el catálogo?
– Carolina Orloff: L
os autores que seleccionamos tienen que ser contemporáneos, latinoamericanos y preferiblemente que no hayan sido traducidos al inglés aún. Tienen que tener cierto reconocimiento en sus países de origen o en la región en general. Me interesa también que tengan un proyecto estético definido, y no solo un «éxito» aislado, porque apostamos a eso: creemos en un autor, en el universo que viene armando o que tiene por armar.
Nos interesan los autores que estén reformulando formas, ideas, experimentando con estilos, con maneras de abordar temas, paisajes, conceptos. No es criterio, pero si además los autores involucrados en los debates sociales de su país y/o del mundo, eso también nos parecen clave a la hora de presentarlos al mundo anglosajón.

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– T: En el fondo editorial hay argentinos -casi una obviedad por tu procedencia- pero también mexicanos, venezolanos, guatemaltecos, uruguayos, brasileños, peruanos, chilenos, uruguayos ¿Hacés vos misma ese trabajo de exploración tan fino que abarca toda la narrativa latinoamericana?
-CO:
La idea era llegar al mercado con cinco títulos de autores de un mismo país latinoamericano y de una misma generación, para justamente romper con ciertos mitos fosilizados de lo que es la literatura latinoamericana y que el lector empezara a entender, o al menos a palpar, la diversidad de estilos, voces, perspectivas, formas y representaciones que se está produciendo hoy. El cambio es lento. Hay mucho preconcepto, hay mucha generalización. Todavía predomina la noción de que en América Latina se sigue escribiendo como García Márquez o Isabel Allende, o sino, de forma predecible sobre temas típicamente asociados con la región, como son la violencia, la pobreza, la dictadura militar o más recientemente, el narcotráfico.

– T:¿Cuáles son los otros títulos que se vienen?
– CO:
El año que viene se publica «Elena sabe», de Claudia Piñeiro. Ella es nuestra excepción en tanto que es la primera autora que vamos a publicar cuya obra fue traducida al inglés anteriormente. Pero la idea es reformular su llegada al lector anglosajón; es decir, no como escritora de policiales, sino como escritora y punto. En 2021, también vamos a publicar los cuentos de Federico Falco y «Ladrilleros» de Selva Almada, cuyo «Chicas muertas» publicaremos este año como «Dead Girls». También se vienen libros de Margarita García Robayo, Karla Suárez, Daniel Saldaña París, Fernanda Trías, Andrea Jeftanovic, Julián Fuks, y más.
Más allá de los libros que se vienen de narrativa, hay varios proyectos que tengo en mente y que me gustaría llevar a cabo en los próximos años. Queremos explorar la idea de publicar libros infantiles con la misma misión de Charco, es decir, autores e ilustradores de América Latina que están haciendo libros para niños, traducirlos y publicarlos en inglés como para fomentar la importancia de leer libros traducidos, desde una tempranísima edad, desde que se empieza a leer, de hecho.

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