El lockout por el aumento de retenciones a la soja genera más rechazos que apoyos. El ex ministro de Agricultura, Julián Domínguez, calificó el paro patronal de “intempestivo e inapropiado” porque el gobierno “se tomó todo el tiempo para recorrer un camino de entendimiento” y advirtió que “el peor de los escenarios es enredarse en un conflicto”. El radical Leandro Santoro consideró que “hay un pequeño grupo radicalizado de la Mesa de Enlace” que “va a oponerse por intereses partidarios” pero que “el gobierno no va a entrar en la provocación”. El embajador Ricardo Alfonsín destacó que “la situación es muy grave y se requieren esfuerzos” y que los pequeños productores “no quieren el paro”. El titular de la Unión de Trabajadores Rurales y Estibadores (Uatre), Ramón Ayala, dijo que es «una decisión errónea” y aclaró que “no es un paro de los trabajadores del campo”, en tanto el dirigente social Juan Grabois definió a la Mesa de Enlace como “factor de atraso y de inestabilidad”. En la defensa del lockout se alinearon el presidente de la UCR, Alfredo Cornejo, para quien la medida implica “falta de justicia”, los diputados cordobeses de Juntos por el Cambio, que manifestaron su “absoluta adhesión a las protestas”, y el ex ministro de Agroindustria de Mauricio Macri, Ricardo Buryaile, quien comparó la reacción de los empresarios con los paros de docentes y se indignó porque “nadie decía todas estas cosas y no empezaban las clases”.

Domínguez remarcó que el aumento lo paga sólo el 20 por ciento de los 66 mil productores de soja y que antes del cambio de gobierno lo habían “computado a sus costos” en «una liquidación anticipada de exportaciones”. “Esto es una discusión de intereses, no un problema ideológico”, advirtió en la 750. “El éxito del gobierno es sortear esto con el menor conflicto posible, que no significa renunciar a las decisiones sino hacer todos los esfuerzos para escuchar y demostrar que lo que se hace no es en contra de nadie sino a favor del pueblo”, reflexionó, y advirtió que el gobierno no debe entrar en el conflicto «al cual lo están convocando». Se mostró optimista en que “con inteligencia, firmeza y visión del interés general” no se repita el conflicto de 2008, y marcó dos diferencias: “UATRE acompaña porque entiende que beneficia a las economías regionales y se le está dando a la Federación Agraria su histórico reclamo de segmentación”.

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En tanto, para Santoro “hay un pequeño grupo radicalizado de la Mesa de Enlace que quiere perjudicar la negociación para favorecer a su partido” y que “independientemente de los intereses materiales va a oponerse intereses partidarios”. Sin embargo, “para pelear tiene que haber dos con ganas y el Gobierno no está con intención de cobrarse facturas sino que va a ser muy cauto”, explicó el asesor presidencial. Lamentó que “no hay interlocutores serios para discutir políticas”, dijo entender que pare la Sociedad Rural pero «no puedo creer que lo haga la Federación Agraria: es la primera vez que un sector es beneficiado por una política y para”.

Alfonsín escribó que «la mayoría de los pequeños y medianos productores rurales no quieren el paro». «Saben que no es la 125», que «la situación es muy grave y se requieren esfuerzos» y «que los que más han sufrido no son los que pueden ni deben hacer el mayor esfuerzo”. Ayala, de Uatre, afirmó que “no es momento para el paro». «Hay que ver el esfuerzo que está haciendo el gobierno para salir de esta terrible situación de crisis”, que es “peor que la de 2001 y 2002”, dijo. “No es un paro de los trabajadores del campo. Más allá de las necesidades de las grandes empresas exportadoras, los trabajadores también tienen necesidades», agregó. Grabois lamentó que aunque «el problema es con el 1 por ciento de terratenientes y popes del agronegocio, sus medios adictos seguirán diciendo que estamos contra ‘el campo’”. “Nuestra organización agrupa 10 veces más gente del campo que todos ellos juntos”, dijo el referente de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP).

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Cornejo, de la UCR, habló de “falta de justicia”. “Se mata a la gallina de huevos de oro que genera riquezas”, dijo. “El motor del desarrollo de Argentina es el campo”, afirmó, y consideró que aumentar retenciones es “meterle palos al socio estratégico que trae los dólares”. Los diputados cambiemitas cordobeses apoyaron el lockout. “Vemos con profunda preocupación la falta de una apertura al diálogo a fin de solucionar, mediante una política justa para el sector, los problemas que significan la carga tributaria, en especial las retenciones permitiéndoles seguir produciendo y desarrollándose a la principal economía de nuestra provincia”, escribieron. Por su parte, Buryaile comparó a los empresario sojeros con los maestros y lamentó que “nadie decía todas estas cosas” cuando paraban.

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