Cuando habían pasado algunas horas del choque y la Policía Bonaerense comenzaba a buscar al chofer del Ford Focus azul, se presentó en la UFI Nº 3 de La Matanza un hombre llamado Jorge Daniel Sosa, oriundo de González Catán.

“Yo soy el que manejaba por Rosas y chocó”, les dijo a los efectivos presentes. Lo que admitía era brutal: el accidente, la madrugada del domingo, en la intersección de la avenida Juan Manuel de Rosas y De los Incas terminó con una bebé de 11 meses internada que dos días después perdió la vida. Iba junto a su familia a bordo del Volkswagen Gol que impactó contra el Focus azul que conducía Sosa. La niña salió despedida por el parabrisas. Su cabeza golpeó contra el asfalto.

Una de las primeras versiones indicaba que Sosa corría una picada al momento del accidente, algo que el fiscal a cargo de la investigación todavía no puede determinar. Para eso, Bianchi ya solicitó que se le entreguen más cámaras municipales para poder establecer cuál fue el recorrido previo al choque. Por el momento la calificación sigue siendo homicidio culposo agravado por la conducción imprudente, aunque si aparecen los elementos suficientes podría pasar a ser un dolo eventual. Es decir que el conductor debió haberse imaginado que manejar de esa manera podría haber provocado un accidente.

Otra de las pruebas que solicitó la Justicia es el examen de alcoholemia a Sosa. Como al momento de entregarse ya habían pasado algunas horas del hecho, el fiscal solicitó que se midiera el alcohol en sangre en estudios de laboratorio y no con un test de pipeta. “Pasó casi una semana y seguimos esperando ese resultado. Es insólito», dijo una fuente de la investigación. No es extraño lo que dice: los reactivos para tests escasean en varios frentes en la provincia.

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Sin embargo, hay un testigo. «Contamos con una declaración testimonial sumamente importante que nos llevaba a pensar que estaba altamente alcoholizado”, apuntó la misma fuente.

Y esa declaración es clave. Se trata del testimonio de la persona que viajaba junto a Sosa al momento del hecho y que estuvo con él cuando se dio a la fuga. Infobae accedió a la declaración completa.

El hombre, llamado Jorge Orlando J., comenzó su relato desde el momento en que se juntó con Sosa y relevó la cantidad de alcohol que consumieron:

“Ayer a eso de las 10 de la noche, fui a la casa de mi amigo Jorge Sosa en González Catán. A él lo conozco desde hace 3 años. Cenamos y tomamos 4 botellas de cerveza. Después, a las 2 y media de la mañana fuimos para San Justo, a un pool que queda cerca del boliche Skylab. Estábamos en el Ford Focus azul de mi amigo cuando llegamos a la Shell de la avenida Juan Manuel de Rosas. Cruzamos cuando el semáforo se estaba poniendo en rojo y ahí chocamos con un auto oscuro. No recuerdo el modelo”, aseguró Jorge.

Luego el testigo contó cómo fueron los minutos posteriores al choque. Tomaron una insólita decisión: ir a comprar algo para tomar en lugar de asistir a las víctimas: “A pesar de que se abrieron los airbags, me golpeé la cabeza y quedé mareado. Nos bajamos los dos asustados. Vi que Jorge iba directamente al comercio de la estación de servicio y lo seguí. Adentro compramos una gaseosa y volvimos a salir. Yo no sabía que había personas heridas. Estaba en shock. Cuando nos acercamos de nuevo con Jorge al lugar del accidente, vimos un tumulto de gente y nos empezamos a ir por miedo a que nos hicieran algo”, continuó.

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El fiscal le consultó al testigo si tenía en claro que en el otro vehículo viajaba una bebé y que había quedado gravemente herida: “Haciendo memoria, al momento del choque vi que manejaba un hombre y que una mujer iba de acompañante. No vi a nadie más. Después me separé de mi amigo y no lo volví a ver”.

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