Milán, Italia – En la mañana del domingo, la última jornada de Milan Fashion Week, la Camera Nazionale della Moda Italiana, el ente encargado de organizar el evento, emitió un comunicado de prensa sosteniendo que la realización o no de los shows era decisión de cada marca.

Con 89 casos de coronavirus confirmados en Lombardía, la región en donde se encuentra la capital de la moda, la actividad en el norte de Italia comienza a cesar: clases suspendidas, pueblos en cuarentena y museos cerrados son algunas de las medidas tomadas por el gobierno para contener la epidemia.

El desfile de Giorgio Armani, uno de los más esperados de la semana y el cierre de esta edición de la Fashion Week, se llevará a cabo por la tarde sin invitados y la mega exposición de Moncler Genius no se abrirá al público. Otras casas, como Boss y Fila, presentaron sus colecciones como estaba planeado.

Pareciera intencional la forma en la que este escenario distópico, en donde los supermercados están llenos de personas que se abastecen para lo que pueda suceder y escasez de barbijos, se articula con las declaraciones de Giorgio Armani tras el desfile de Emporio Armani el viernes por la mañana. Históricamente reservado, Armani apuntó contra la industria de la moda: “Estoy cansado de que me pregunten por las tendencias del momento. Las tendencias no son nada, no deben existir. La cosa más importante es vestir a las mujeres hoy evitando el ridículo, no discutir ‘qué cosa está de moda’. Dejemos de ser víctimas de este sistema”. Agregó también un desafío a los diseñadores, incluyéndose, de dejar de “violentar” a las mujeres con prendas ridículas e imágenes hipersexualizadas ya que muchas “se sienten obligadas a mostrarse así”.

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Con una pasarela sin espectadores y un mea culpa, Giorgio Armani nos muestra cómo el mundo real se acerca velozmente al universo de la moda y lo toma por sorpresa. Los cuestionamientos dentro del sistema van de la mano de una baja económica: con los puntos de venta de casa italianas en China cerrados y el hecho de que estos compradores representen un tercio del mercado, la Camera della Moda espera un “año negro para el lujo” con al menos una pérdida de 230 millones de euros en los próximos seis meses.

En simultáneo, Prada incorpora a Raf Simons, el ex diseñador de Calvin Klein, a la dirección creativa de la casa, en un intento de adaptarse a los nuevos tiempos. Parece ser hora de cambios en la capital de la moda italiana y, mientras tanto, hoy Milan Fashion Week cerrará con un desfile a puertas cerradas.

Según las últimas cifras oficiales difundidas, en China ya hay más de 2.400 muertos y 77.000 contagios por el coronavirus COVID-19. En Italia, hay más de 140 casos y 3 muertos.

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