En su primer día como embajador argentino en Estados Unidos, Jorge Arguello se reunió con el secretario de Estado, Mike Pompeo, adonde se analizó la situación económica del país, la crisis en Venezuela y las próximas elecciones en la Organización de Estados Americanos (OEA).

En la cita diplomática también se abordaron los complejos comicios en Bolivia, la negociación de la Argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los bonistas bajo legislación internacional, y la candidatura de Gustavo Beliz, actual secretario de Asuntos Estratégicos, como presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

“Fue una reunión muy productiva. El secretario Pompeo mostró su interés por la situación de la Argentina y por el peso de la Argentina en la región. Estoy satisfecho por sus resultados, fue un encuentro cordial y distendido que sirvió para repasar la agenda común de nuestro país con los Estados Unidos”, dijo Arguello a Infobae desde Washington.

Después de los saludos protocolares, el secretario de Estado avanzó con una de las principales preocupaciones que hay en DC: las medidas de emergencia económica y su continuidad en el tiempo. Las compañías norteamericanas temen que sus ganancias y sus inversiones queden a merced de los controles de precios y que nunca más puedan ser recuperadas por sus accionistas.

-¿Cómo está la situación económica de la Argentina?, preguntó Pompeo al embajador argentino.

-Estamos aplicando normas temporarias producto de la crisis que heredemos del gobierno anterior-, explicó Arguello.

Nosotros queremos que les vaya bien. Queremos que nuestras empresas inviertan en la Argentina, y que la Argentina gane, como queremos que también ganen las compañías norteamericanas-, agregó el secretario de Estado.

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-Nosotros también queremos que eso suceda. Son medidas de emergencia para resolver una crisis que no causamos. Nosotros también queremos que termine la crisis-, completó el embajador.

Junto a Arguello estaba su colega norteamericano en la Argentina, Edward Prado, y el subsecretario de Michael Kozak, subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental, que representó a Donald Trump en la ceremonia de asunción de Alberto Fernández.

Tras repasar la situación económica de la Argentina, Arguello y Pompeo analizaron la crisis en Venezuela. El secretario de Estado se mostró preocupado por la participación cubana en el régimen populista de Nicolás Maduro, y enfatizó la decisión de Trump de encontrar una salida a la crisis venezolana que ya causó muerte, desolación y millones de exilados en América Latina.

A su turno, Arguello explicitó que Alberto Fernández también desea una salida democrática a la crisis de Venezuela, a través de un proceso eleccionario transparente que no deje afuera a ningún protagonista clave de la política venezolana. El presidente argentino considera necesario que Maduro forme parte de la transición hacia nuevas elecciones presidenciales, y Arguello dejó claro este asunto durante su conversación con el secretario de Estado.

Durante la conversación en el Departamento de Estado, Arguello dejó trascender que la Argentina no apoya la reelección de Luis Almagro como secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA). Alberto Fernández no comparte la perspectiva de Almagro para los asuntos regionales, y propone presentar un candidato alternativo con los apoyos de México, Venezuela y ciertos países del Caribe.

Arguello aprovechó el encuentro para agradecer el apoyo de la Casa Blanca a la estrategia de la Argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI), y a continuación trazó un panorama acerca de las negociaciones que se están emprendiendo con los bonistas bajo legislación extranjera. A la misma hora y en la misma ciudad, el ministro Martín Guzmán se encontraba con el staff del FMI para avanzar en los acuerdos que permitan postergar el pago de la deuda externa.

Alberto Fernández va detrás de su primera apuesta geopolítica en los organismos multilaterales que consiste en lograr que Gustavo Béliz sea designado presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Se trata de una movida diplomática con final incierto que depende de una sólo circunstancia política: el apoyo de la Casa Blanca.

-Nuestro candidato al BID es Gustavo Beliz, actual secretario de Asuntos Estratégicos-, ratificó Arguello.

-Nosotros no tenemos candidato-, contestó Pompeo.

Cuando Mauricio Macri aún estaba en la Casa Rosada protagonizó una bilateral con Trump, un día antes del comienzo del G20 en Buenos Aires. En ese encuentro se acordó que Rogelio Frigerio sería presidente del BID con apoyo de la Casa Blanca. Macri perdió los comicios frente a Alberto Fernández y el presidente norteamericano retiró el respaldo a la candidatura de la Argentina en el BID.

Beliz es conocido en Washington, y rescatan su honestidad pública ante las presiones políticas que recibió durante la administración de Cristina Fernández de Kirchner. El secretario de Asuntos Estratégicos ya inició los contactos para empujar su propia candidatura -ya es apoyado por México y Brasil no sacó bolilla negra-, y no fue casualidad que Arguello lo nombrara durante la audiencia con el secretario de Estado.

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Al finalizar el encuentro, Arguello exploró la posibilidad de una audiencia entre Alberto Fernández y Trump. El secretario de Estado aseguró que es posible, que lo hablaría con el presidente de los Estados Unidos. “Esta en campaña, usted entiende”, cerró Pompeo con una sonrisa.

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