El represor Eduardo Kalinec, condenado a cadena perpetua por delitos de lesa humanidad cometidos contra víctimas del circuito ABO durante la última dictadura cívico militar, ya no goza de salidas transitorias. La Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal –integrada por Mariano Hernán Borisnky, Javier Carbajo y Gustavo M. Hornos– hizo lugar por unanimidad al recurso de casación interpuesto por el representante del Ministerio Público Fiscal. Así anuló la resolución del Tribunal Oral en lo Criminal Federal número 2
, que le había concedido las salidas del penal de Ezeiza a Kalinec, el temido Doctor K. 

El 19 de febrero pasado hubo una audiencia pública en la que los magistrados escucharon a las partes. Allí hizo uso de la palabra el condenado, por videoconferencia, y su defensa, Alejandro Alagia, en representación de la Unidad de Asistencia para causas por Violaciones a los Derechos Humanos durante el Terrorismo de Estado. También las víctimas directas y lo que fue toda una novedad: el amicus curiae (amigo del tribunal) presentado en la causa: el colectivo “Historias Desobedientes Familiares de Genocidas por la Memoria, la Verdad y la Justicia”. 

Como parte de ese colectivo, se aceptó el testimonio de Analía Kalinec
, quien brindó un contundente testimonio: “El tránsito libre de genocidas por las calles es intolerable para lo sociedad y eso es lo que deben ver los jueces. Nos sumamos a eso, para nosotros también es intolerable que salga de la cárcel”, dijo sobre su progenitor. 

Una de las primeras acciones de Historias Desobedientes como colectivo fue la presentación de un proyecto de ley que habilitó a sus integrantes a declarar contra sus padres. Por eso, consideran, la posibilidad de haber testimoniado en esa audiencia significa «un gran avance, marca un hito en materia de derechos humanos”. 

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Eduardo Emilio Kalinec se encuentra condenado a prisión perpetua en 2010 por los delitos de privación ilegítima de la libertad, tormentos y homicidio. Fue uno de los represores que operó en el centro clandestino de detención Atlético, Banco y Olimpo, tres sitios que funcionaron bajo la órbita de Carlos Guillermo Suárez Mason, jefe del Primer Cuerpo del Ejército. Operaron como un solo centro que mudó su sede sucesivamente, pero mantuvo los mismos represores, víctimas y hasta los mismos muebles.

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