Rocío Dusek agarra ropa y la guarda en un bolso. En Mar del Plata, donde vive, la gente toma sol en la playa. Eso a ella no le importa. Hace seis años que solo piensa en la salud de Thiago Joel Franco, el menor de sus dos hijos.

Este martes 11 de febrero acaban de confirmarle el traslado de Thiago, que actualmente está internado en la Clínica del Niño y la Madre, al centro médico FLENI de Buenos Aires. Tras la novedad, la mujer fue hasta su casa para buscar algunas prendas suyas y de su hijo. Lo hizo rápido y sin pensar demasiado: no sabe cuánto tiempo van a permanecer allí.

Desde que nació, y hasta los 4 años, Thiago siempre fue un niño sano. Pero el sábado 29 de marzo de 2014 sufrió un accidente de tránsito. Fue en el kilómetro 19 de la ruta 226, cerca de Sierra de los Padres. El ex piloto de Turismo Carretera (TC) Eduardo “Lalo” Ramos Ramos conducía alcoholizado y a alta velocidad y chocó desde atrás al auto en el que viajaba la familia Franco.

A raíz del impacto Thiago sufrió una triple fractura de cráneo que le dejó varias secuelas: padece parálisis parcial del lado izquierdo (hemiparesia), epilepsia refractaria, prosopagnosia (un daño cerebral que impide el reconocimiento de los rostros), inestabilidad emocional, ansiedad, falta de concentración, crisis de furia e irritación, entre otros trastornos de conducta. Además, debe usar valvas ortopédicas para poder caminar.

Como si fuera poco, a fines de enero le descubrieron una Leucopenia: una enfermedad de la sangre producida por la baja producción de leucocitos o glóbulos blancos. “Los estudios de rutina cada vez nos dan menos esperanzas de evolución porque siguen apareciendo secuelas. Ahora el diagnóstico de una leucopenia, que por el momento es moderada, nos preocupa porque si sigue empeorando lo llevaría a necesitar un trasplante de médula que Thiago no podría resistir”, escribió su mamá, Rocío Dusek, en el grupo de Facebook “Todos por Thiago Joel Franco”.

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La mujer, que ahora conversa con Infobae, dice que está cansada, que todo esto es una agonía, que ya no puede más. “El fin de semana mi hijo tuvo tres crisis convulsivas seguidas que lo dejaron agotado y desorientado, con diarrea y mareos. Él me dice que ya no quiere vivir más así”, cuenta entre lágrimas.

“Cada vez que tiene que hacerse algún estudio o hay que volver a internarlo, yo siempre le digo que es el último esfuercito; pero el otro día me contestó: ‘Mamá, me parece que vos me mentís. Esto no se termina nunca’. Siento un dolor y una impotencia terribles. Daría mi vida para tener a mi hijo sano y jugando en una plaza”, asegura en diálogo con este medio.

Por el accidente, Eduardo “Lalo” Ramos fue condenado a dos años y seis meses de prisión en suspenso y quedó inhabilitado para manejar por cuatro años. Rocío Dusek mastica bronca cuando recuerda la sentencia.

Tuve que aguantarme que el fiscal Pablo Cistoldi me dijera: ‘Agradecé que lo tenés vivo’. ¡Esto no es vida! Nunca me voy a olvidar esas palabras. Lalo Ramos, alcoholizado y a exceso de velocidad, condenó a mi hijo al sufrimiento y la Justicia lo premió por eso. Él está en su casa y nosotros seguimos recorriendo hospitales, oficinas burocráticas, sin saber qué pasará mañana”, sostiene.

Antes de cortar la comunicación la mujer pide que incluyan a Thiago (a quien describe como un “pequeño guerrero”) en cadenas de oración. “Hoy nuestra esperanza se encuentra ahí”, asegura.

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