Durante la primera reunión del año la Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico) se decidió bajar la tasa de interés interbancaria en 25 puntos base por quinta ocasión, lo cual actualmente equivale al 7.0%, su menor nivel registrado desde 2017.

Lo anterior se da en un contexto en el que, como ya lo habían anticipado analistas, la actividad económica nacional se ha mantenido estancada, mientras que su expectativa de inflación apunta a niveles ligeramente más altos de los que se esperaba.

La importancia de esta reducción en la vida de los ciudadanos de a pie reside en que dicho porcentaje representa una referencia, que también es conocida como tasa de interés interbancaria, la cual Banxico calcula y sirve a las instituciones de crédito para fijar sus costos en cuanto a sus servicios de préstamo y de inversión.

Conforme al mismo Banxico, la reducción de la tasa de interés de referencia tiene varios significados e impactos, como lo es el aumento del consumo de las familias al ser el ahorro poco atractivo por sus bajas tasas de rendimiento, aunque los proyecto de inversión generan mayores incentivos gracias a la reducción de costos.

Por otro lado, Deloitte, la firma de auditoría, impuestos, consultoría y riesgos, explica que la tasa de interés de Banxico afecta también el tipo de cambio, ello dependiendo del alza o baja de los intereses en la tasa de referencia. Es decir que si ésta sube, promueve la entrada de inversionistas extranjeros, pues por lo regular éstos buscan mejores rendimientos.

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Lo anterior, provocaría una apreciación del peso y abarataría los bienes extranjeros, además de reducir la demanda de bienes nacionales y la baja de los precios. En materia de expectativas, todas las decisiones que toma el banco central tienen forzosamente un efecto sobre las personas en cuanto a los que esperan que ocurra en materia de precios, así como de crecimiento económico. El resultado es la incidencia que tiene en la toma de decisiones de compra de bienes e incluso en el alza o baja de salarios.

Con la decisión que ha dado a conocer el Banco de México este jueves se entiende que ésta se maneja bajo el marco de una política monetaria prudente en la que se busca la consolidación de las finanzas públicas. Igualmente, la institución explicó que la actividad económica nacional se mantiene débil de manera generalizada y, paralelamente, se espera que el Producto Interno Bruto (PIB) presente una expansión menor a la publicada en el último informe trimestral, el cual puede variar entre el 0.8 y el 1.8 por ciento.

El PIB es el valor total de los bienes y servicios producidos en un país durante un periodo determinado y representa una de las maneras de medir el crecimiento económico del país, el cual para crecer requiere el poner a su disposición todos los recursos que tiene a la mano a fin de generar actividad económica y obtener ganancias (ingresos).

En materia de precios, Banxico detalló que la inflación general aumentó de 2.97 a 3.24 % tan sólo entre noviembre de 2019 y enero 2020 gracias a los incrementos de precios que dependen del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS).

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Conforme a la definición que el mismo Banxico ofrece en relación a la inflación, ésta es un fenómeno que se observa en la economía de un país, mismo que está relacionado con el aumento desordenado de precios en la mayor parte de de los bienes y servicios que se comercian en sus mercados por un gran periodo de tiempo.

El mismo Banco Central señaló que conforme a los factores que influyen sobre el aumento de la inflación, se espera que tanto la inflación general, como la subyacente sean moderadamente superiores en el último informe trimestral, con riesgos incidentes que apuntan a que se eleve.

Factores que pueden promover el aumento de la inflación pueden ser los aumentos salariales de impacto en el mercado laboral y en los precios -como pasó recientemente-, así como incrementos más altos a los esperados en los precios agropecuarios (por mencionar algunos), afectando con ello a las finanzas públicas.

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