Si bien los asesinatos dolosos decrecieron el año pasado en relación a 2018 (veinte casos menos), tanto en la capital provincial como en Rosario, la tasa de homicidios triplica a la media nacional

La tasa de homicidios registrada en la ciudad de Santa Fe triplicó la media nacional, mientras que Rosario exhibió un índice apenas inferior pero tuvo un rebrote en los primeros 18 días de este año con 18 nuevos asesinatos.

Dichos datos fueron dados a conocer a través de un informe preliminar presentado por el Ministerio Público de la Acusación (MPA) sobre homicidios dolosos en la provincia de Santa Fe durante 2019, y que registró 337 víctimas contra 357 del año anterior, es decir, una reducción de 20 casos.

Sin embargo, la medición de la tasa de homicidios por cada cien mil habitantes -índice que se utiliza internacionalmente- revela que el departamento La Capital (Gran Santa Fe) alcanzó los 17,6 casos, mientras que el departamento de Rosario llegó a 13,1, una gran diferencia con la media nacional que fue de 5.

De acuerdo al informe, la tasa media de la provincia de Santa Fe se ubicó en 2019 en 9,6 asesinatos intencionales cada 100 mil habitantes. «El dato importante no solo es la cantidad de homicidios, porque la tasa está rondando 10 de cada cien mil habitantes, que duplica la media nacional. Eso es un dato bastante grave», explicó el secretario de Política y Gestión de la Información del Ministerio de Seguridad provincial, Jorge Fernández.

En tanto, la serie histórica de homicidios publicada por el MPA mostró que 2006 fue el año con menos hechos: 216 asesinatos. En 2007, por su parte, el número trepó a 292 y luego se mantuvo más o menos estable hasta que en 2013 -cuando estalló la disputa entre narcos en Rosario tras el crimen de uno de los jefes de la banda «Los Monos»– la cifra ascendió a 438 y, un año después, llegó al récord de 461 asesinatos.

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Desde entonces, de acuerdo al informe oficial, las estadísticas mostraron una reducción de homicidios hasta 2017 (304 casos), que luego rebotaron con los 357 de 2018 y los 337 registrados el año pasado.

«Está claro que el mayor problema que tenemos es que los datos están anclados ahí», con «una tasa de 10 homicidios cada 100 mil habitantes que duplica la media nacional y ni hablar de los estándares internacionales», sostuvo Fernández.

Otros datos significativos es que el 80 por ciento de los asesinatos de 2019 se concentraron en dos ciudades: Rosario y Santa Fe, mientras que los otros 17 departamentos de la provincia sólo registraron el 20 por ciento restante y, en varios casos, mostraron un solo asesinato en todo el año.

Bajo esta línea, Fernández sostuvo: «El mayor problema es que está demasiado concentrado en Santa Fe y Rosario, que son problemas típicamente de territorios urbanos». Y agregó: «Aparecen otros factores que tienen que ver con la criminalidad asociada a la disputa de territorios, por grupos en algunos casos de narcotraficantes, que no operan en territorios no urbanos».

Si bien la última medición ubicó a Santa Fe por encima de Rosario en cuanto a la tasa de homicidios, la principal ciudad de la provincia sufrió una ola de asesinatos en las dos primeras semanas de este año.

Jóvenes asesinados por sicarios, venganzas entre grupos enfrentados, el hijo de un policía condenado por complicidad con la narcobanda «Los Monos» baleado cuando llegaba a su casa y un hombre que recibió un disparo en la cabeza mientras fumaba un cigarrillo en un balcón del casino local pusieron a Rosario en el centro de los problemas de seguridad pública nacional.

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El jueves pasado, la ministra de Seguridad de la Nación, Sabina Frederic, firmó un convenio con el gobernador Omar Perotti para constituir un Consejo Provincial de Complementación para la Seguridad Interior y fuerzas federales comenzaron a patrullar las calles de Rosario tras la ola de homicidios.

Para la nueva gestión del Ministerio de Seguridad santafesino, a cargo de Marcelo Saín, parte del problema para afrontar la crisis radica en una Policía que no planifica sus acciones de prevención del delito y que cuenta con escasos datos objetivos y confiables para diseñar las políticas de seguridad pública.

«Nosotros necesitamos construir datos confiables, veraces y después todo lo que hagamos tenemos que evaluarlo para realizar las reformas y analizar si tienen eficacia», explicó Fernández.

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