La obra social de los jubilados empezó a recolectar de diferentes droguerías del país miles de cajas. Cada una sale 3.500 pesos. En un depósito del Correo Argentino juntaron todas las que estaban arrumbadas y después de separar las vencidas que las que están en buen estado, van a empezar el reparto para los 8.300 afiliados que las necesitan con urgencia.

Nilda Cisnero tuvo que comprar sus últimas bolsas de ostomía con el bono de cinco mil pesos que les dio el Gobierno a los jubilados en diciembre. Y no le alcanzó. Porque cada caja de 30 sale 3.500 pesos y ella usa tres por día. El PAMI, que debe entregarlas gratis, se las veía retaceando desde hace meses, pero en noviembre del año pasado directamente dejó de repartirlas y de pagarle los reintegros. Nilda tuvo, como el título del libro de Claudia Piñeiro, Una suerte pequeña: dos de sus sobrinas trabajan en el Centro de Logística que el Correo Argentino tiene en Malvinas Argentinas y le informaron que allí había una enorme cantidad de bolsas de ostomía que a ella en su sede del PAMI le estaban negando. Y el cambio de gestión la ayudó: este miércoles conoció a Luana Volnovich, que fue personalmente a la sede para ver cuántos de esos insumos de primera necesidad para los adultos mayores dejó sin entregar el macrismo. Algunos están vencidos, otros en mal estado y los que están bien no se repartieron.

«Miles de cajas no se entregaban, también descubrimos que los reintegros no llegaban y en algunos casos nos vendieron productos que el PAMI ya había comprado». Esto demuestra que hubo una gran desidia en el gobierno anterior y que los afiliados no fueron cuidados», dijo Volnovich a los periodistas de medios que recorrieron el galpón del Correo, entre otros PáginaI12. Como es una nave de temperatura controlada, allí tienen a resguardo medicamentos y material destinado a la salud que tiene que ser especialmente cuidado para que no se estropee.

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Las bolsas de ostomía son bolsas plásticas que llevan fuera del cuerpo las personas que después de ciertos tipo de cirugía de colon o intestino necesitan para recolectar sus deposiciones. La falta de entrega de este insumo y de medicamentos oncológicos constituyen las principales quejas de afiliados al PAMI con las que se encontró Volnovich cuando asumió. A día de hoy, hay 8600 personas que las necesitan con urgencia. El sistema de entrega falla desde hace un año y medio y se agudizó desde octubre del año pasado. Lo incomprensible es el sufrimiento que el macrismo causó a los afiliados con este problema porque las bolsas están: el PAMI las fue recuperando de droguerías de Jujuy, de Neuquén y de Mendoza y las unificó en la sede del correo donde ya hay diez mil. A partir de este jueves, las cuadrillas van a clasificar el material con el siguiente criterio: descartar las bolsas vencidas y en mal estado y entregar a los que las pidieron, vía Correo Argentino, primero las que estén próximas a vencer y después las que tengan más tiempo de vida útil.

El cálculo que hacen en la obra social más grande de Latinoamérica es que cuando recuperen todas bolsas que están desperdigadas en diferentes droguerías del país van a contar con 40.000. Y la idea es que se repartan de modo tal que el jubilado no se tenga que mover, sino que le llegue a su casa. Para eso, el PAMI está trabajando en coordinación con las autoridades del Correo Argentino.

La situación del organismo no es fácil porque la gestión anterior dejó una deuda de 19.000 millones de pesos, sobre todo con el sector farmacéutico. Cuando se cumplió un mes de gestión, ya habían pagado casi tres mil millones a las cámaras y ofrecieron un plan de pagos para que el resto de la deuda que no afecte los servicios esenciales. 

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Recuperar el material en buen estado que no fue entregado a los afiliados es un modo  de optimizar los recursos. Por eso Volnovich fue al Correo a ver la cantidad de bolsas de ostomía que fueron relocalizadas. Y conoció la historia de Nilda. Ella se acercó con su bastón a la sede del Correo junto a sus dos sobrinas: una estaba trabajando y la otra de vacaciones. Le contó su dura situación a la titular del PAMI: el dinero que no le alcanza, los reintegros que no le pagaron por las bolsas de ostomía, las pocas veces a la semana en las que puede comer pollo, la postración de su esposo que también tiene problemas de salud y una operación de columna de su hija que no le permite trabajar. Además, usa un bastón porque hace unos años le robaron con tanta mala suerte que se cayó y se partió la rótula. Para ponerle un poco de humor a la situación, Volnovich le preguntó si el bastón sí se lo habían dado en el PAMI. Nilda contestó que sí, pero que se lo dieron porque alguien lo fue a devolverlo. Volnovich contestó: «Por lo menos».  Y quiso saber qué le decían en la sede del PAMI a la que acude cuando le negaban las bolsas. Ella contestó que la respuesta era que no tenían. Cuando le preguntó cómo la trataban, dijo, al borde del llanto, «no puedo hablar». A modo de resarcimiento «simbólico» por tanto sufrimiento innecesario, Volnovich le dio una caja de ostomía de las que usa y como Nilda llegó con todas las facturas que jamás le reintegraron, la titular del PAMI le prometió devolverle los cinco mil pesos del bono para que se compre lo que necesite. «Comida», respondió ella.

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