Ya hay 22 víctimas fatales y 480 millones de animales muertos. Es el peor desastre de la historia de este país de Oceanía, en el que las consecuencias del cambio climático son más dramáticas y evidentes. Es incalculable el daño ecológico
Australia movilizó este sábado a tres mil reservistas en una nueva jornada de incendios forestales en condiciones «catastróficas» en el sureste del país, donde dos nuevas víctimas elevaron a 22 número de muertos en esta crisis.Los fallecimientos tuvieron lugar en la isla Kangaroo, la tercera más grande del país, situada a 112 kilómetros de Adelaida, en el estado de Australia del Sur, donde se han calcinado 100.000 hectáreas, la mayoría en el parque nacional Flinders Chase, hogar de 60.000 canguros, 50.000 koalas y animales en peligro.

Mientras que la gente puede huir de los incendios y puede ser evacuada en caso de necesidad, las llamas son devastadoras para la vida silvestre de la zona afectada. Los canguros, que se mueven rápidamente, pueden por lo general escapar a menos que queden rodeados por las llamas. Los koalas, que andan despacio, suelen perecer en los incendios.

Pero las llamas no solo matan directamente a los animales. También destruyen su hábitat, dejando a los sobrevivientes vulnerables incluso mucho después de que los incendios se han extinguido.

«Nos está costando un alto precio», dijo a la prensa el primer ministro, Scott Morrison, al recordar a las víctimas y las más de 1.500 viviendas que se han calcinado en todo el país desde septiembre. Y alertó que el país se enfrenta a 24 horas «extremadamente difíciles» con temperaturas por encima de los 40 grados con fuertes vientos en el sur y sureste del país, en especial los estados de Victoria y Nueva Gales del Sur.

Morrison anunció el despliegue de los reservistas y del buque Adelaide para ayudar a la evacuación de afectados, la apertura de bases militares para alojar temporalmente a los damnificados y una partida de 20 millones de dólares australianos (13,8 millones de dólares estadounidenses o 12,4 millones de euros) para alquilar cuatro hidroaviones, entre otros medios aéreos.

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«Estamos poniendo más hombres de las fuerzas de defensa sobre el terreno, más aviones en el cielo, más barcos en el mar y más camiones para apoyar la lucha contra los incendios y los esfuerzos de recuperación como parte de la respuesta coordinada por estos terribles fuegos», añadió el dirigente en su cuenta de Twitter.

Morrison hizo el anuncio tras semanas de críticas por su falta de respuesta a los incendios y al cambio climático, y tras encontrarse con el rechazo de vecinos en las zonas afectadas por las llamas que se negaron a darle la mano y lo insultaron.

Durante el sábado las temperaturas superaron los 40 grados en el sur de Australia, con máximas como los 48,9 grados en un barrio de la periferia de Sidney, mientras el viento soplaba con fuerza y cambiaba de dirección, lo que complicaba el trabajo de los bomberos.

El Servicio Rural de Bomberos notificó que la ceniza ardiente de estos incendios podría alcanzar los pies de las Montañas Azules, a apenas 50 kilómetros de Sidney, con lo que hay temor de que los incendios forestales lleguen a la costa sur de Australia. Por ese motivo se movilizaron este sábado 3 mil bomberos, que además contarán con la ayuda de otros 500 adicionales para operaciones desde puntos estratégicos, ante el peligro de que en Bega confluyan los incendios de Narooma y Bermagui, en lo que se convertiría en el mayor foco activo.

En el estado de Victoria se declararon 73 nuevos focos que se sumaron a los 53 que ardían esta semana, la mayoría en su parte oriental, colindante con el estado de Nueva Gales del Sur, donde más de 3.000 bomberos combaten 150 fuegos.

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A última hora de la tarde, había unos 25 focos activos para los que se elevó la alerta a nivel de emergencia en estos dos estados, que desde la Nochevieja sufren unos incendios que solo en los últimos seis días han causado diez muertos y han quemado medio millar de casas.

De acuerdo a la Universidad de Sidney, ya se han perdido algo más de 5 millones de hectáreas de vegetación. El desastre ambiental es total ante la pérdida de animales, entre los que hay especies en vías de extinción, como koalas y canguros. Se calcula una pérdida de 480 millones de animales.

El calor y el viento llevaron a las autoridades de Victoria a declarar los días previos «condiciones catastróficas», el máximo nivel de alerta por incendios en el país, mientras que en Nueva Gales del Sur se advirtió a residentes de varias zonas que ya era «demasiado tarde para evacuar».

Los que sí pudieron ser evacuados fueron un millar de los 3.000 residentes y turistas que habían quedado cercados en una playa de la localidad costera de Mallacoota, en Victoria, algunos de los cuales llegaron ese sábado a Melbourne a bordo de un barco de la Marina.

Miles de personas más se encuentran en centros de evacuación en diversos puntos del sur del país, como el instalado en un balneario de la localidad costera de Merimbula, en Nueva Gales del Sur, donde se encuentra la argentina Verónica Valderrama.

«Hay fuegos en el norte y en el sur, dependerá de los vientos», dijo a la prensa Valderrama, cuya casa en la localidad de Lochiel aun no se ha visto afectada por las llamas aunque remarcó que «hay fuegos por todos lados y la gente está estresada».

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Por su parte, la española María Andreu Martín, que vive con su marido y dos hijos pequeños en Bega, a unos 420 kilómetros al sur de Sidney, dijo que decidió irse el viernes a Canberra después de que el fuego la obligara a huir de un centro de acampada, al insistir en que «lo que te salva es siempre salir pronto».

Camberra, donde el sábado la temperatura alcanzó los 43 grados, tiene humo «pero no es ni la mitad de lo que hay allá abajo (en Bega)», aseguró la mujer que añadió que su retorno a su ciudad dependerá de las condiciones. «Hay unos focos que están creciendo y la carretera está al lado», remarcó.

Australia siempre tuvo incendios forestales –es lo que se conoce como temporada de incendios– pero este año son mucho peores que lo normal. La causa inmediata es el clima, específicamente un fenómeno conocido como dipolo del Océano Índico (o, también, como el Niño indio, que ha propiciado un período de calor y sequía). Aumenta la diferencia entre la temperatura de la costa oriental y la occidental del océano, lo cual produce que en la más cálida llueva en exceso y en la más fría se produzcan sequías. En 2019, Australia estableció dos veces un nuevo récord de temperatura. El 17 de diciembre se alcanzó un máximo promedio de 40,9ºC, y al día siguiente 41,9ºC. Eso se suma a un prolongado período de sequía. Por otra parte, se cree que algunos incendios comenzaron de forma deliberada.

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