Con Alberto Fernández salido fresco de ganar las presidenciales en Argentina, la región siente una brisa más que frágil modelo ’73 al ser potencialmente el único presidente progresista / popular que quedaría en el Cono Sur. En 1973 Perón inauguraba su tercera presidencia rodeado de dictaduras.

Con gesto consternado, Arthur Fleck le pregunta a su terapeuta antes de convertirse en El Guasón en el film homónimo de Todd Phillips, “¿Soy yo o se está tornando todo muy loco?”.

Es domingo 10 de noviembre y van semanas de tensión in crescendo desde las elecciones del 20 de octubre. Policía y Fuerzas Armadas acuarteladas se suman al pedido de renuncia de Evo Morales impulsado por la oposición liderada por el ultraderechista y ultracatólico Luis Fernando Camacho y el ex presidente y principal candidato opositor Carlos Mesa. La propia Central Obrera Boliviana sugiere la renuncia en pos de “la pacificación del país”. Funcionarixs del gobierno han sido perseguidxs, secuestradxs, sus casas incendiadas, sus familias amenazadas. Evo Morales, su vicepresidente Álvaro García Linera y el resto del ejecutivo renuncian. Una Bolivia partida es testigo del primer golpe de Estado relativamente clásico desde 1980. La reacción furibunda de muchxs quienes apoyan a Evo no se hace esperar. La violencia escala, ahora sí con las fuerzas de seguridad en las calles reprimiendo.

La visión lineal engaña o, en todo caso, simplifica. Es necesario mirar rizomáticamente para ver quizás ramificaciones y entramados que conviven en paralelo y permitan un acercamiento a la complejidad. El gobierno de Evo mejoró drásticamente la distribución del ingreso y disminuyó la desigualdad, así como la inmensa mayoría de los indicadores sociales. El gobierno del MAS promovió la industrialización y la utilización estratégica de los recursos naturales del país. Bolivia se convirtió en la economía sudamericana más dinámica de los últimos años. Evo desoyó (avalado por la OEA, que ahora lo acusa de autogolpe) el referéndum de 2016 que le había dicho No a un cuarto mandato, para presentarse nuevamente en 2019. Evo se acercó a los militares, que luego le dieron la espalda. Ya había perdido al menos a parte de uno de los sectores representativos de su ascenso al poder después de la brutal represión en Chaparina, Beni, contra indígenas que marchaban en contra de la construcción de una carretera que atravesaría el TIPNIS (Terriotorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Sécure). La rebelión de 2019 contra Evo terminó liderada por un personaje considerado marginal hasta hace pocos días: un abogado de la rica Santa Cruz, un representante de la ultraderecha civil, blanca y católica que en estos días irrumpió en la Casa de Gobierno de La Paz y dejó una Biblia junto a la bandera boliviana, fue paseado por la policía y vitoreado por la muchedumbre a través de las calles de La Paz. Parte de la izquierda acusa a Evo de apropiarse y tergiversar el discurso indigenista, mientras que la derecha católica que pretende borrar al MAS de la faz de la tierra habla del retorno de Dios al Palacio Quemado. Trump celebra a los militares bolivianos y “el regreso de la democracia” a Bolivia.

Leo a amigxs y conocidxs bolivianxs opositorxs al gobierno de Evo, aliviadxs por la renuncia de Morales. No ven un golpe, sino una insurrección popular. Hablan de un pueblo unido. Pero Bolivia no es una sola, sino una pluralidad compleja. Incluso sin el supuesto fraude electoral y a pesar de su imagen esmerilada, Evo Morales seguía arañando el 50% de los votos. La idea de que es el pueblo boliviano quien ha pedido la retirada de Evo ignora supinamente a esa otra mitad de la población que también sale a la calle a hacerse sentir.  “El doctor (Franz) Flores no solo ve miopía en el oficialismo. Cree que la oposición no quiere darse cuenta que no es capaz de vencer a Morales sin atenuantes, que no puede “borrarlo del mapa” y que, si sigue construyendo discurso y proyecto sobre la hipótesis de una derrota absoluta del oficialismo, “el país no tiene salida posible”, escribe el periodista Pablo Ortiz para El Deber (periódico de Santa Cruz de la Sierra) el 8 de noviembre. El martes 12, la Central Obrera Boliviana intimaba a todos los actores a la restauración del orden constitucional so pena de llamar a una huelga general por tiempo indeterminado. Orlando Gutierrez, líder de los mineros, dice a la cámara mientras marcha y se le pregunta qué tienen para ofrecer: “La vida”.

El pobre es pobre porque quiere

Mirar rizomáticamente significa poder mirar múltiples imágenes en simultáneo. Multiplicar la mirada permite encontrar patrones que se repiten, así como elementos que hacen ruido…

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En 1980, el 10% más rico ganaba en promedio siete veces más que el 10% más pobre; treinta años después, en la Unión Europea la brecha se ha ampliado a 10 veces, en Estados Unidos (primera economía mundial) a más de 16 veces y en Israel (una de las economías más dinámicas y que mejor se ha recuperado de la crisis de 2008) ya supera el número 15…

Una colega extranjera que vive en Buenos Aires me pasó hace un tiempo el link a un informe interno del FMI de 2015  titulado “Causas y Consecuencias de la desigualdad del ingreso: Una perspectiva global” (https://www.imf.org/external/pubs/ft/sdn/2015/sdn1513.pdf ). El paper está firmado por Era Dabla-Norris, Kalpana Kochhar, Nujin Suphaphiphat, Frantisek Ricka y Evridiki Tsounta. Sus datos señalan que cuando el 20% de la cima de la pirámide de ingresos incrementa su participación en la riqueza el producto bruto decrece y la economía se achica en el medio término. El tan ponderado efecto derrame no existe, porque ese 20% tiende a atesorar – y no reinvertir – ese excedente. En cambio, el resultado es el exacto inverso cuando el 20% de la base de la pirámide incrementa su participación en los ingresos (porque ese 20% tiende a volcar sobre el consumo y la inversión su excedente).  “Primero”, reza el paper, “vamos a mostrar que es necesario concentrarse en los pobres y la clase media”.

El informe señala que el índice global de desigualdad mejoró hacia los ‘90s y, desde entonces, se mantuvo estable pero con una tendencia a empeorar debido al mayor poder ganado por el 1% más rico del planeta (cuya fortuna representaría 50% del total mundial y 65 veces más que la del 50% de la población con menores ingresos). La productividad se ha disparado por los avances tecnológicos pero, sin embargo, los salarios de los sectores medios se han, en líneas generales, quedado por el camino.

El debilitamiento o desaparición de los gremios y las reformas en pos de una flexibilización laboral son, otra vez según el paper de debate interno del FMI, elementos que refuerzan la desigualdad. Lo mismo que la falta de inclusión financiera o la ausencia del Estado a la hora de asegurar una redistribución justa del ingreso, de sus recursos, y de las relaciones laborales dentro del mercado. Por otra parte, el paper destaca que no existen las políticas universales, sino que todas deben ser estudiadas en función del contexto e historia local de cada nación.

Nada de esto coincide con la línea oficial del FMI, cuyos reclamos siempre y para todxs se concentran en la disminución del déficit fiscal vía recorte del gasto social y la eliminación de derechos (reformas al sistema jubilatorio y reforma laboral)

De la misma manera, no deja de ser interesante que sigan siendo apoyados y votados gobiernos que aplican estas políticas que a todas luces profundizan la desigualdad. La narrativa neoliberal consigue el aguante de sus propios damnifiicadxs. Es la potencia del relato.

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Elogio de la desigualdad

A las neoderechas de la región les tomó casi veinte años poder retomar el poder y lo hicieron en líneas generales con una combinación efectiva de operaciones judiciales y de prensa.  No se fogoneó simplemente desconfianza, sino el odio (elemento que también puede encontrarse en países que carecen de problemas de pobreza extrema, como Noruega, Dinamarca o Suecia). Llegaron, según su discurso público, para quedarse y desterrar cualquier despojo del siniestro “populismo”.

En el territorio más desigual del planeta se promovieron privatizaciones directas o indirectas, aumento de tarifas de servicios públicos, reducción de salarios, flexibilización laboral, recorte de las coberturas de salud y educación, reformas regresivas del sistema de pensiones y desinversión del Estado en proyectos estratégicos locales y regionales.

En Chile, el viernes 26 de octubre marchan alrededor de un millón de personas a pesar del Estado de Emergencia y en contra de las políticas de Piñera. La marcha es dispersada con gases lacrimógenos y balazos de goma mientras el presidente tuitea: “La multitudinaria, alegre y pacífica marcha hoy, donde los chilenos piden un Chile más justo y solidario, abre grandes caminos de futuro y esperanza. Todos hemos escuchado el mensaje. Todos hemos cambiado. Con unidad y ayuda de Dios, recorreremos el camino a ese Chile mejor para todos”. Durante la semana siguiente, Piñera levanta el Estado de Emergencia pero días después anuncia un paquete de proyecto antisaqueos, ley antiencapuchados, protección a la Fuerzas Armadas y policía, querellas contra manifestantes, proyectos antibarricadas y mayor poder a Carabineros y al aparato de inteligencia. En el interín, lo que sí ha conseguido la represión chilena es romper el récord de daños oculares (https://www.pagina12.com.ar/230174-el-desborde-en-chile)

En Chile, según un estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) de 2017, el 1% más rico de la población se queda con 33% del ingreso. Peor aún, el 0,1 % (unas 10 mil personas) más rico entre los ricos se lleva el 19,5% del total de la torta. Su educación superior está entre las más caras del mundo, asegurando que sólo un porcentaje reducido de la población tenga acceso a los empleos mejor pagos y que lxs egresadxs incurran en deudas siderales cuando no prácticamente impagables. Si bien la Ley Bachelet apuntó a revertir esta característica favoreciendo el ingreso gratuito a lxs alumnxs de menores recursos, el gobierno de Sebastián Piñera había comenzado en 2019 un lento proceso inverso (https://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2019/01/10/pinera-desmantela-ley-de-inclusion-de-bachelet-para-volver-a-la-seleccion-escolar-ante-duras-criticas-opositoras/)

Que Chile no haya estallado antes puede considerarse un éxito de la dictadura de Pinochet en instalar la legitimación de la desigualdad como algo natural.

El Laberinto

Entretanto, Macri y su ejército de negadorxs dejan un país al borde de la hiperinflación, con una deuda impagable que urge ser renegociada y un daño económico y social que se estima no tomará menos de diez años reparar pero, en vistas del tendal que las derechas dejan o generan actualmente en la región, Argentina de repente es el país más estable de América del Sur.

En la serie de Hulu Buscando a Alaska (basada en la novela homónima de John Green), unx de sus protagonistas se preguntan si es posible salir de “este laberinto de sufrimiento”. Termino de ver el último episodio y salgo a caminar.

Camino las cuadras sin mirar. Tengo los auriculares puestos, pero no pongo ninguna música.

Cuando Evo Morales fue elegido presidente, la pobreza en Bolivia rondaba el 60% y la pobreza extrema el 39%. Hace unos años, la primera se estancó en torno al 35% y la segunda  alrededor del 15%. Es una reducción enorme, pero también significa que muchxs de lxs más de 11 millones de habitantes de Bolivia siguen siendo pobres o extremadamente pobres. No es improbable que en ese no es suficiente también germine desilusión o resentimiento. La capacidad -altamente subestimada- de la derecha en todas sus formas, pero principalmente la ultraderecha, ha sido poder explotar esas grietas de bronca. Jamás sabremos qué hubiera ocurrido si Evo hubiera aceptado el referéndum de 2016 y no se hubiera presentado a estas elecciones.

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Hace no tanto tiempo, un señor mayor me justificaba los bombardeos sobre Plaza de Mayo del 16 de junio de 1955: “No sabés lo que era esa época”. Mi respuesta fue que había sido un bombardeo sobre población civil, que había masacrado a más de 300 personas incluyendo un micro lleno de niñxs. Me miró y sin dejar de lado el tono amable, me insistió: “No sabés lo que era en esa época”. Las derechas -y quienes usualmente terminan siendo cooptadxs por los liderazgos de derecha en medio del río revuelto- tienen la costumbre de ignorar su propia violencia y verla sólo en el Otro.

Un Ernesto Guevara pre-revolucionario le escribía desde México a sus padres (antiperonistas ambos) luego del golpe de Estado del ´55 en la Argentina.

 

24 de Septiembre de 1955

Querida vieja: 

Esta vez mis temores se han cumplido, al parecer, y cayó tu odiado enemigo de tantos años; por aquí la reacción no se hizo esperar: todos los diarios del país y los despachos extranjeros anunciaban llenos de júbilo la caída del tenebroso dictador; los norteamericanos suspiraban aliviados por la suerte de 425 millones de dólares que ahora podrían sacar de la Argentina; el obispo de México se mostraba satisfecho de la caída de Perón, y toda la gente católica y de derecha que yo conocí en este país se mostraba también contenta; mis amigos y yo, no.

(…) Aquí, la gente progresista ha definido el proceso argentino como “otro triunfo del dólar, la espada y la cruz”.

Yo sé que hoy estarás muy contenta, que respirarás aire de libertad […].

Hace poco te señalaba en otra carta que los militares no entregan el poder a los civiles si estos no les garantizan el dominio de casta (…) Vos podrás hablar en todos lados lo que te dé la gana con la absoluta impunidad que te garantizará el ser miembro de la clase en el poder, aunque espero por vos que seas la oveja negra del rebaño. Te confieso con toda sinceridad que la caída de Perón me amargó profundamente, no por él, por lo que significa para toda América, pues mal que te pese y a pesar de la claudicación forzosa de los últimos tiempos, Argentina era el paladín de todos los que pensamos que el enemigo está en el norte. Para mí, que viví las amargas horas de Guatemala, aquello fue un calco a distancia, (…) el presidente renunciaba, una junta empezaba a negociar pero desde la posición de resistencia; luego eso se acababa, subía un militar con su marinerito al lado (…) Gente como vos creerá ver la aurora de un nuevo día (…) Tal vez en el primer momento no verás la violencia porque se ejercerá en un circulo alejado del tuyo (…)”.

Amigxs que son el pueblo festejando la caída del tirano. Amigxs que son el pueblo llorando la caída de un símbolo de cambio y resistencia, o saliendo a la calle dispuestxs a dar batalla. Un informe ignorado que anticipa lo que vendrá, una vez más. Cuando se disipen el humo y la sangre, la historia indica que Bolivia será un botín de guerra.

Mientras me detengo en el frente de un café y veo en su tele las imágenes de la bizarra asunción de Jeanine Añez como presidenta interina rodeada de oficiales de las fuerzas pienso que ojalá me equivoque.

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