Al menos 130 operarios fueron despedidos de la planta Arisco donde se producen aderezos y salsas. La empresa argumentó bajo volumen de producción por la caída de la demanda. 

La transición presidencial comenzó con un nuevo cierre empresarial. Se trata de la fábrica Arisco, de la multinacional Unilever, ubicada en la provincia de La Rioja. Al menos 130 operarios fueron despedidos de la planta, en el parque industrial de la capital provincial, donde se producen aderezos y salsas. «La industria alimenticia está atravesando un período de estancamiento desde hace varios años debido a la caída generalizada del volumen de producción, como consecuencia de la desaceleración local en los niveles de consumo», afirmó la empresa a través de un comunicado.

Los motivos fueron el bajo volumen de producción a raíz de la crisis y los altos costos logísticos en el traslado de la mercadería y las materias primas.

El anuncio fue este lunes a las 11 de la mañana para la comisión del sindicato, y luego a las 14 horas fueron avisados todos los operarios. Al mediodía, los delegados de la planta se acercaron a la Secretaría de Trabajo provincial. “Nos dijeron que los representantes legales de Unilever se reunieron con el gobernador y ya no hay vuelta atrás”, aseguró Carlos Carrizo, uno de los delegados de la planta.

Miriam Espinosa, secretaria de Trabajo de La Rioja, contó a este diario que el gobernador, Sergio Casas, se reunió personalmente con representantes de la empresa. “Intercedió para ver la posibilidad de que desistan de la decisión, porque en la capital de La Rioja 130 puestos de trabajo es mucho”, aseguró. “Pero la empresa ya tenía cerrada su decisión”, agregó. Además, informó que las indemnizaciones serán del 180 por ciento y al contado. Sobre las razones del cierre, dijo que fue por la caída del consumo, que se reflejó en la baja en la producción.

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El viernes pasado desde la empresa les habían dicho a los operarios de los tres turnos (mañana, tarde y noche) que ingresaran el lunes a las 14 horas porque faltaba una de las materias primas. “Nos dijeron que el lunes nos iban a dar algunas capacitaciones y el martes volvería a arrancar la producción”, informó Carrizo. Pero a esa hora fue anunciado el cierre de la planta, donde se producen aderezos como mostaza, kétchup, mayonesa y salsas Knorr.

Al menos 130 operarios fueron despedidos y desde esta semana la fábrica quedó cerrada. En el transcurso de los próximos días cada trabajador recibirá el aviso de acerca del cobro de la indemnización.

Unilever en Argentina seguirá realizando la producción de alimentos en sus fábricas de Guaymallén, provincia de Mendoza, y Pilar, en Buenos Aires. La multinacional, nacida en Gran Bretaña a fines de 1800, llegó al país en 1926. Según el sitio web de la compañía, emplea a 4500 personas entre sus oficinas y plantas. También tiene fábricas en Munro, Tortuguitas, Villa Gobernador Gálvez y Gualeguaychú.

La empresa ya había sido noticia a mediados de este año cuando despidieron a 16 personas de la fábrica de Gualeguaychú. En ese momento, Claudio De Los Santos, secretario general de la CGT, había dicho en declaraciones radiales que desde el año pasado esa fábrica había despedido a 58 trabajadores más. Por lo que la planta, con 170 empleados, quedó con menos de 100 personas.

Al asumir Mauricio Macri en 2015, una de sus primeras reuniones con empresarios había sido con el CEO de Unilever a nivel global. En mayo de 2016, el presidente recibió al holandés Paul Polman en Casa de Gobierno. En ese encuentro, el CEO anunció un plan de inversiones en Argentina de 4.800 millones de pesos para los siguientes tres años, que permitirían la creación de 400 nuevos puestos de trabajo. «A lo largo de los 90 años de historia que tenemos en la Argentina, nuestro compromiso se ha traducido siempre en inversiones continuas para poder brindar a los consumidores marcas de calidad, productos innovadores y un crecimiento sustentable”, había declarado entonces el presidente de Unilever Latinoamérica, Miguel Kozuszok.

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Esta no es la única empresa que cerró en La Rioja en el último tiempo. En febrero bajó la persiana Confecciones Riojanas, productora de jeans para marcas como Ver y Zara, y echó a 80 trabajadores. En junio, la firma deportiva Puma cerró su planta de Chilecito, con el consecuente despido de 40 trabajadores. En septiembre, la papelera Convenor se sumó a las empresas del parque industrial riojano que cerraron sus puertas este año.

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