El presidente Lenín Moreno que muda la sede del Gobierno de ciudad ante los disturbios, manifestantes muertos, policías como rehenes y periodistas retenidos es el resultado de la tensión que azota al país americano

En medio del regreso del presidente de Ecuador, Lenín Moreno, a Quito y una nube espesa de gases lacrimógenos que inundaba las angostas calles que rodean el centro histórico, decenas de miles de indígenas, trabajadores y estudiantes profundizaron este jueves sus protestas y marcharon hasta las cercanías del militarizado palacio presidencial.

Cinco civiles, incluido un dirigente indígena, murieron en las protestas que estallaron el 2 de octubre en Ecuador contra ajustes económicos, informó la agencia de noticias AFP basada en información brindada por la Defensoría del Pueblo.

«La primera víctima es un hombre que falleció al ser atropellado el domingo en la provincia de Azuay (sur). Las otras cuatro personas murieron en Quito», dijo una fuente de ese organismo de protección de derechos humanos.

Las protestas en Ecuador contra las medidas de austeridad del Presidente han desembocado en una grave crisis política y tomaron fuerza la semana pasada, luego de la eliminación del subsidio a los combustibles que estuvo vigente por cuatro décadas.

Otras reformas tributarias, ligadas a un acuerdo crediticio con el Fondo Monetario Internacional (FMI), son señaladas por los opositores como responsables de las protestas. A cambio de recibir acceso a US$4200 millones en créditos blandos, Ecuador se comprometió a reducir su déficit fiscal, bajar gastos y aumentar ingresos, junto con la aprobación de reformas al Código Laboral que reduzcan los costos de contratación y despidos.

Los incidentes se extendieron a las provincias donde se registraron bloqueos de carreteras y enfrentamientos con la policía y el ejército para mantener la libre circulación de vehículos.

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El movimiento indígena, uno de los más poderosos del país, lidera las manifestaciones en contra de la medida que impactó, directamente, en el precio de la gasolina y en una gran cadena de productos y servicios.

Moreno, quien culpó a Nicolás Maduro y Rafael Correa por la revuelta, decretó el estado de excepción y tomó la decisión de mudar temporalmente la sede del gobierno desde Quito a Guayaquil ante los disturbios que ocurrían en la capital ecuatoriana.

Este jueves, el mandatario volvió a Quito y dejó un mensaje con el que buscó llevar calma a su pueblo: “Este mensaje es para ti compatriota, que cuidas a tu familia, que quieres volver a clases, que sabes que esta lucha se gana trabajando, con valentía y el coraje para sentar un precedente por el futuro de los que amamos. íLa paz no se negocia! #EcuadorPaísDePaz #ApoyoALaDemocracia”.

Por su parte, Amnistía Internacional le exigió al Gobierno detener la «represión» de las manifestaciones, garantizar los derechos humanos de todas las personas y alinear las medidas de austeridad al derecho internacional.

La organización Reporteros sin Fronteras expresó su preocupación por casos de agresiones policiales contra periodistas cubriendo las protestas, mientras al menos seis uniformados fueron capturados, y luego liberados, por los manifestantes.

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