La crisis macrista destrozó el patrimonio del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses. En casi cuatro años bajó 70 por ciento en dólares. El Tesoro le entregó Letras que después defaulteó.

El Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses es el reaseguro del sistema jubilatorio estatal, de reparto y de solidaridad intergeneracional. Nació de la eliminación del espectacular negocio financiero de las AFJP con el aporte previsional de los trabajadores. En menos de cuatro años, la economía macrista devaluó los activos del FGS, modificó sus funciones descapitalizándolo, para finalmente entregarle papeles de deuda de corto plazo defaulteados. Esta última operación se concretó el lunes pasado, cuando el Tesoro encajó en el FGS Letras en pesos por 35 mil millones y Letras en dólares por 275 millones, con vencimiento en marzo de 2020.

El fiasco concretado es el siguiente: el FGS le prestó 100 pesos al Tesoro, pero el pagaré que le entregaron vale 60 pesos en el mercado y, además, a las 72 horas esos papeles ingresaron en el plan de reestructuración de deuda.

El escenario hasta fin de año es bastante complejo puesto que el FGS tiene vencimientos por el equivalente a unos 2000 millones de dólares en Letras de diferentes denominaciones, como lo informó la periodista María Iglesias en El Cronista del jueves último. ¿El macrismo seguirá rifando el patrimonio de garantía del sistema jubilatorio para atender el ahogo financiero del Tesoro?

Esta transacción es una más de la devastación financiera del gobierno de Macri, que también alcanzó al fondo de respaldo del sistema previsional, que hasta el 2015 se lo denominaba «la plata de los jubilados». Si en diciembre de ese año había un activo financiero estatal sólido y de acumulación de capital constante era el FGS-AnsesLa economía macrista lo recibió con un monto equivalente a unos 67 mil millones de dólares. Sin información oficial, puesto que el último reporte es de marzo pasado, con estimaciones de la evolución de acciones y bonos desde entonces, el FGS tendría hoy un capital de no más de 22 mil millones de dólares. El macrismo destruyó en 70 por ciento en dólares la caja principal de garantía del sistema previsional.

Quienes hoy son oficialistas, políticos y medios de comunicación, advirtieron durante años cuando eran oposición de que se estaba desplumando «la plata de los jubilados». No era así, pero ese discurso fue tan intenso que no pocos lo creyeron. Fue en estos años de gobierno macrista que hubo una impactante licuación del FGS, caja constituida para garantizar el pago de las jubilaciones ante eventualidades negativas que las pongan en riesgo. Es un fondo contracíclico de la Anses para cuidar el dinero de trabajadores y jubilados.

Uno de los principales objetivos del FGS es la de preservar el valor de los activos (acciones y títulos públicos y privados), y para ello debe buscar una rentabilidad que permita su sustentabilidad. La economía macrista no lo hizo; por el contrario lo descapitalizó a la vez que liquidó activos para el pago de retroactivos (con el programa de “reparación histórica”), violentando el objetivo principal del FGS.

Ruinosa

Los funcionarios del FGS tendrán que apelar a todo su ingenio para explicar la decisión de suscribir instrumentos de deuda de corto plazo que están “reperfilados”, tres días antes del envío al Congreso del proyecto de ley de default de la deuda de legislación local. Comprar esos papeles emitidos por el Tesoro pone en riesgo ese capital del FGS. Al vencimiento de Letras reperfiladas que estaban en la cartera de inversión, el comité de inversión del Fondo decidió renovarlas ante la urgencia del Tesoro. Para garantizar liquidez a las cuentas públicas se debilitó el patrimonio del FGS.

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En el acta 169, fechada el 22 de marzo de 2019, el Comité Ejecutivo del FGS, reunido en el Ministerio de Hacienda, aprobó la suscripción de Letras del Tesoro en dólares, con vencimiento 11 de octubre de este año, por un monto de 364 millones. También se habilitó la compra de bonos del Tesoro en pesos con ajuste CER+2,5 por ciento, con vencimiento 22 de julio de 2021, por 18 mil millones. Alejandro Maxit, secretario general de la Anses y secretario ejecutivo de ese comité, explicó las características de esos papeles de deuda pública, para terminar aprobando por unanimidad la compra con el criterio de que “se respetan los Principios de Seguridad y Rentabilidad de la inversión de ese tipo de activos”.

En ese momento el Tesoro no había declarado el default de las Letras, pero ahora queda en evidencia que la renovación de papeles de deuda suscriptos el lunes pasado no “respetan los Principios de Seguridad y Rentabilidad”. El FGS aceptó Letras que Hacienda puede incluir en el listado de papeles que serán defaulteados y reestructurados.

Desesperación

Operadores de la city critican con dureza las decisiones financieras de Hacienda y el Banco Central. Los más suaves dicen que son realizadas por impericia de los funcionarios. En realidad, reflejan el elevado nivel de desesperación que ellos tienen y que los lleva a disponer medidas que no respetan la lógica de las finanzas ni de la administración de pasivos públicos.

Puede ser que las instituciones del sistema bancario y del mercado bursátil se encuentren atrapadas por una lealtad ideológica con el macrismo o porque todavía siguen inundados de odio hacia el kirchnerismo, pero es notable el silencio que mantienen ante el desquicio financiero que el gobierno está haciendo en sus negocios.

Como se estuvo mencionando en esta columna los dos últimos domingos, el default de deuda en pesos es insólito. Más aún declarar que no se puede pagar la deuda de corto plazo nominada en pesos y en dólares, para luego disponer el control de cambios. La secuencia era al revés para evitar lo que sucedió: una fulminante corrida bancaria contra los depósitos en dólares, además de castigar con dureza la confianza de ahorristas en los Fondos Comunes de Inversión, que tuvieron una pérdida de capital inmensa y problemas para efectivizar los rescates.

La lógica macrista para declarar el default de la deuda en pesos fue que así se evitaba la corrida hacia el dólar de los pesos liberados de cada uno de los vencimientos de Letras. Como se sabe, el objetivo de Hacienda y el Banco Central no fue alcanzado; más bien potenciaron las corridas (cambiaria y bancaria), aceleraron la sangría de reservas y provocaron la profundización del derrumbe de acciones y bonos.

Pero la historia de los desatinos continuó. El paso siguiente, anunciado a mediados de la semana pasada, fue que el Banco Central abandonó la meta de emisión cero de la Base Monetaria, definiendo una expansión de 2,5 por ciento para éste y el próximo mes. Vale reiterar que no pagar la deuda en pesos cuando es la moneda que se puede emitir es un despropósito. Ahora el Central va a emitir pesos pero ya declaró el default de Letras en pesos. Pero lo hace, entre otras cosas, para pagar este lunes intereses por 24.800 millones de pesos del Bono de Política Monetaria –BoPoMo-. La razón de la discriminación contra las Letras, es que la mitad de ese bono está en manos del fondo de inversión estadounidense Pimco, sospechado de tener una relación privilegiada con funcionarios del gobierno.

Default

El jueves último a las 20.40 ingresó en mesa de entradas de la Cámara de Diputados el proyecto de ley elaborado por el Ministerio de Hacienda, a cargo de Hernán Lacunza, para reestructurar la deuda emitida bajo legislación local. Como se trata de la declaración de un default, el gobierno ya no puede maquillarlo diciendo que es un «reperfilamiento», sino que ahora lo denomina “Sostenibilidad de la deuda pública nacional”. Esto implica que, como no puede hacer frente al pago de pasivos públicos de acuerdo a las condiciones inicialmente pactadas, se propone una reestructuración de los vencimientos de capital e intereses. Es lo que se conoce como default.

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En los fundamentos, el gobierno ordenó el discurso de los motivos que lo llevaron a declarar la cesación de pagos. Abandonó consignas de campaña electoral, como culpar del derrumbe financiero a la oposición por haber sacada más votos en las elecciones PASO, para indicar que en 2018 por el evento imprevisto de la sequía y por “un aumento más acelerado de lo esperado” de la tasa de interés de Estados Unidos, hubo una menor disponibilidad de dólares. Argumentan que ingresaron menos divisas por exportaciones, a la vez que se redujo la liquidez global endureciendo las condiciones financieras internacionales.

No precisa por qué ese contexto externo afectó en forma fulminante a la economía macrista, mientras que otras no lo sufrieron. No lo hace porque, en ese caso, debería admitir su responsabilidad directa porque las medidas de desregulación total del mercado de cambios y del sector externo lanzaron al país hacia una situación de extrema vulnerabilidad.

En ese contexto, pese a contar con el crédito más abultado de la historia del FMI y al plan déficit fiscal cero, apunta que la corrida cambiaria continuó a lo que se le sumó el derrumbe de las cotizaciones de acciones y bonos. En esa instancia, no hace mención al resultado electoral e indica que el gobierno dejó de tener acceso a financiamiento, lo que se reflejó en las licitaciones de Letras en pesos y en dólares, del 13 y 28 de agosto pasado, que quedaron desiertas.

Además de proponer modificar los plazos de cancelación de capital e intereses, el default macrista incorpora la cláusula de acción colectiva (mayoría calificada para la aceptación de las nuevas condiciones de pago) para los bonos emitidos bajo legislación nacional. Esa norma está incorporada en los prospectos de emisión de bonos bajo legislación extranjera, pero no estaba en los títulos nacionales. Este proyecto de ley la incluye a la fuerza.

Como se mencionó arriba, tres días antes del reconocimiento del default por Lacunza, el Comité Ejecutivo del FGS, donde participan los secretarios de Finanzas y Hacienda, Santiago Bausili y Rodrigo Pena, respectivamente, aceptó recibir Letras en pesos y en dólares que serán reestructuradas. La situación es todavía más delicada puesto que el proyecto de ley propone la pesificación de la deuda en dólares. El inciso g de la norma que empezará a debatir la Cámara de Diputados dice que las series de títulos de deuda “que estén denominadas en moneda extranjera, las sumas en moneda extranjera serán convertidas a pesos argentinos utilizando el tipo de cambio que se establezca en la respectiva solicitud”.

Hacienda sabía cuáles eran las características del proyecto de ley del default antes de colocar Letras del Tesoro al FGS. ¿Cómo justificarán esos funcionarios la aprobación de esa operación ruinosa para el patrimonio de respaldo de los haberes de los jubilados?

Números

Esa transacción que afecta en forma negativa al FGS es la última de una administración de casi cuatro años cuyo saldo es una brusca caída patrimonial. La licuación de los activos del FGS ha sido impactante. Con fortísimas devaluaciones, derrape de las cotizaciones de acciones y bonos y una evolución del stock de la cartera de inversión por debajo del alza de la inflación, se desplumó el saldo real de la caja de “la plata de los jubilados”.

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La evolución de la cartera de inversión en dólares expone en forma dramática la destrucción macrista de un activo público estratégico:

El 10 de diciembre de 2015, el FGS sumaba unos 67 mil millones de dólares.

A fin de ese año, por la primera gran devaluación macrista, que elevó el tipo de cambio oficial de 9,40 a 13,59 pesos, disminuyó a 48.872 millones,

A fines de 2016 terminó en 55.228 millones de dólares.

* En el último día hábil de 2017, la cuenta sumaba 64.055 millones de dólares, monto que seguía por debajo del recibido del gobierno anterior.

En diciembre de 2018 cerró en 43.592 millones de dólares.

* En marzo 2019, último dato oficial publicado en la página web del FGS-Anses, el stock de activos era de 41.960 millones de dólares.

* Con la hipótesis moderada de una baja promedio del 30 por ciento en el valor de la cartera –el MerVal en dólares retrocedió 40 por ciento y los bonos, hasta el 50 por ciento-, y con un paridad cambiaria a 60 pesos, el FGS se ubica hoy en unos 22 mil millones de dólares.

Vaciar

Además de la devaluación de los activos, el gobierno de Macri modificó la esencia del FGS, que de tener la función de ser la garantía de las prestaciones previsionales ante situaciones críticas se le sumó la de fuente de financiamiento del gasto corriente del sistema. En el artículo “Evolución reciente del Sistema Previsional Argentino”, publicado en la edición de este mes en “Márgenes. Revista de economía política”, del Instituto de Industria de la Universidad Nacional de General Sarmiento, el economista Sergio Carpenter detalla las medidas que le dieron otro carácter al Fondo de Garantía de Sustentabilidad.

Explica que el decreto 897/07, modificado por el macrismo con el 894/16, define entre las finalidades del FGS “atender eventuales insuficiencias en el financiamiento del régimen previsional público a efectos de preservar la cuantía de las prestaciones previsionales”; así como también “atenuar el impacto financiero que sobre el régimen previsional público pudiera ejercer la evolución negativa de variables económicas y sociales”. Carpenter indica que esas finalidades “se vieron afectadas severamente” por el uso del FGS como fuente de financiamiento del programa de reparación histórica (Ley 27.260).

En el Presupuesto 2019 se previó –por primera vez- la utilización de recursos del FGS para el pago de esas prestaciones por un total de 73.661 millones de pesos, equivalente al 0,5 por ciento del PIB. Carpenter señala que la “magnitud del financiamiento hace pensar en un cambio de concepción en el FGS, que pasa de ser un resguardo frente a ciertas contingencias, al financiamiento de una recomposición de haberes de carácter estructural y para un subconjunto del universo de beneficiarios”.

Otras modificaciones al FGS apuntadas por el especialista fueron:

* La derogación de la Ley 27.181 que protegía las participaciones accionarias del Estado Nacional en la cartera del FGS.

* El impulso de préstamos a beneficiarios del SIPA, de la Asignación Universal por Hijo y de Prestaciones no Contributivas. Mediante el decreto 516/17 facultó el otorgamiento de préstamos FGS a beneficiarios no incluidos en el SIPA

* Los préstamos a provincias derivados del Acuerdo Nación-Provincias refrendado en la Ley 27.260.

* Ventas de acciones del FGS con controversia judicial.

Todas esas iniciativas revelan que el macrismo utilizó la caja de garantía previsional con criterio político-electoral y y fuente para concretar controvertidos negocios, para finalmente licuarla con el desastre financiero-cambiario provocado por su plan económico.

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