La mandataria quedó 17 puntos por debajo del candidato del Frente de Todos, que se arrimó al 50 por ciento. En algunos municipios como La Matanza, Merlo y Moreno la diferencia alcanzó los 40 puntos.

La provincia de Buenos Aires cambió, otra vez. De la mano del ex ministro de Economía Axel Kicillof, el peronismo volvió a ganar en su histórico bastión, el distrito más poblado del país. La gobernadora María Eugenia Vidal, pese a ser la dirigente política con mejor imagen de Cambiemos, quedó en un lejano segundo lugar, a más de 16 puntos del precandidato del Frente de Todos. Según los últimos datos escrutados, Kicillof obtenía un poco más del 49 por ciento de los votos frente al 32 de Vidal. La diferencia generó un clima de enorme optimismo de cara a las generales de octubre, sobretodo por que en la provincia no hay sistema de doble vuelta. El precandidato de Consenso Federal, Eduardo «Bali» Bucca, quedó muy lejos con un reducido 5,75 por ciento y el Frente de Izquierda – Unidad llegó al 3,22.

«Ohhhh, vamos Kicillooof, Kicillooof, Kicillooof, vamos Kicillooof», cantaban arriba y abajo del escenario del búnker ubicado en el barrio porteño de Chacarita, luego de que el primer candidato a diputado Sergio Massa anunciara que haría uso de la palabra «el próximo gobernador de la provincia de Buenos Aires». Al lado del ex ministro estaba su compañera de fórmula, Verónica Magario. Previamente ya había hablado Máximo Kirchner. «Hoy es un día lleno de felicidad, lleno de emoción. Ustedes saben que esta ha sido una campaña muy desigual», arrancó Kicillof, quien realizó una larga lista de agradecimientos. Eso sí, comenzó «en primer lugar» por la ex presidenta Cristina Kirchner. Luego por Alberto Fernández, Magario y a través de ella y de Gustavo Menéndez, extendió las gracias a los intendentes peronistas.

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No era para menos, en municipios del conurbano bonaerense como Merlo, Moreno y La Matanza (gobernada por Magario), el FdT superó el 60 por ciento mientras que Juntos por el Cambio apenas rondó el 20. Esa diferencia de 40 puntos se achicó en otras localidades, aunque no bajó del 20 por ciento: Lomas de Zamora, Escobar, Esteban Echeverría, Avellaneda, San Martín, Lanús y Almirante Brown, son algunos de esos ejemplos. «Lo decidió la gente: la esperanza le ganó al miedo. Ahora tenemos la responsabilidad de hacer las cosas mejor», señaló Gabriel Katopodis de San Martín.

«¿Qué significa este triunfo? Que la mayoría de los bonaerenses quieren una provincia distinta, con otra prioridades, que quieren poner a la provincia de Buenos Aires en marcha», explicó el candidato a gobernador, que hizo especial hincapié en la necesidad de hacer autocrítica. «Escuchamos los comentarios, las reflexiones, y las críticas también. Cuando decimos que aprendimos es porque escuchamos y hoy queremos representar a todos», arengó ante los militantes.

Massa le dedicó una ironía para Mauricio Macri, que antes de conocerse los primeros datos oficiales mandó «a dormir» a los ciudadanos. «Va a ser muy difícil dormir para muchos de nosotros por la alegría que significa este mensaje de esperanza de millones de argentinos y también por la responsabilidad que tenemos», sostuvo el primer candidato a diputado, que también se encargó de remarcar la buena sintonía que mantiene con «Axel». «Con orgullo quiero decir que hoy los bonaerenses te dieron una enorme muestra de confianza», le dijo frente al micrófono. También le dio un guiño a otras fuerzas políticas. «Construimos una nueva mayoría en la argentina. Construímos una coalición grande. Pero todavía faltan algunos», dijo y los convocó a sumarse.

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En contraste con la enorme exposición pública que tuvo en los últimos días de campaña, Vidal eligió anoche no dar declaraciones. Al reconocer la derrota, Macri se limitó a decir sobre ella: «espero que los bonaerenses no se la pierdan». Durante las últimas semanas, Cambiemos especulaba con la posibilidad de que la brecha entre Vidal y Kicillof fuera de 3 o 4 puntos y que en las generales se diera vuelta el resultado al sumar los votos de las fuerzas minoritarias. No se cumplió. Tampoco hubo un amplio corte de boleta. Vidal sumó menos de 3 puntos por encima de Macri. La performance de Kicillof fue menos de un punto por debajo de la de Alberto Fernández.

La estrategia de esconder bajo la alfombra al Presidente y agredir a Kicillof con descalificaciones de distinto tipo (como llamarlo «comunista» y asociarlo con una connotación negativa a La Cámpora) no parece haber sido suficiente para repetir el éxito de 2015. En aquella oportunidad, Vidal había dado la sorpresa en las generales con el 39,4 por ciento frente al 35,28 del ex jefe de Gabinete, Aníbal Fernández. Con una imagen fresca, montada sobre un enorme apoyo mediático y gracias a una fuerte campaña sucia sobre su principal adversario, Vidal se había convertido en la primera gobernadora mujer de la provincia de Buenos Aires, luego de 28 años de gobiernos peronistas.

En las PASO de hace cuatro años, el Frente para la Victoria había acumulado 40,40 puntos entre sus dos contendientes. Fernández le ganó la interna por apenas dos puntos a Julián Domínguez: 21,21 a 19,19 por ciento. Sin embargo, no logró retener luego todos los votos del ex presidente de la Cámara de Diputados.

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La unidad del peronismo bonaerense rindió claramente sus frutos. Massa y Felipe Solá, candidatos a presidente y gobernador por el frente UNA en 2015, se integraron al Frente de Todos y lograron canalizar buena parte de aquel caudal electoral al proyecto que encabezan Kicillof y Magario.

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