La formación de Pedro Sánchez es la más votada en la mayoría de las comunidades autónomas. Sin embargo, el Partido Popular retuvo la Comunidad de Madrid y desbancó a la izquierda en el ayuntamiento capitalino.

El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) extendió su liderazgo a nivel municipal, autonómico, y en las elecciones al Parlamento europeo, pero el Partido Popular retuvo la Comunidad de Madrid, y desbancó a la izquierda en el ayuntamiento capitalino. Si bien el mapa ibérico se teñirá con los colores del socialismo, la derecha que lidera Pablo Casado, podrá utilizar el centro político del país para exhibir músculo y condicionar el liderazgo socialista en la nación.

El principal triunfo del socialismo se produjo a nivel europeo. La lista que encabezó el ministro de Exteriores, Josep Borrell, y que incluía a la argentina Mónica Silvana González, fue la más votada en la nación, y sumará 20 escaños socialistas en el órgano legislativo de la Unión Europea. No fue casual que al realizar la primera valoración de la jornada electoral, el presidente Sánchez se refiriera, en primer lugar, a la victoria socialista en el Parlamento europeo.

A nivel autonómico y municipal, el PSOE logró extender su dominio, y consiguió algunos triunfos relevantes, como arrebatarle al PP la Comunidad de Castilla y León (gobernada por el centro derecha desde 1987), retener la ciudad de Sevilla o imponerse en las principales ciudades de Galicia, donde gobernaban las llamadas fuerzas del cambio, que crecieron al calor de los indignados, y el capital político que había construido Pablo Iglesias.

El líder de Unidas Podemos ha sufrido un revés de magnitud a lo largo y ancho del país. En el ayuntamiento de Madrid donde, a pesar de las diferencias encontradas con Carmena, podía gestionar, ya no tendrá influencia. En la Comunidad de la misma región, su candidata, Isabel Serra, quedó en sexto lugar, mientras que Íñigo Errejón, sumó el 20% de los votos ubicándose en el cuarto, y podría reavivar el debate interno sobre el futuro de la fuerza morada.

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En el corto plazo, Iglesias pierde unos apoyos que podrían ser vitales para consumar sus objetivos de lograr un Gobierno de coalición con el PSOE, e ingresar al gabinete de ministros. Las negociaciones para establecer el próximo ejecutivo español empezarán esta misma semana, y dejarán en evidencia si el líder morado apostará por aplazar la discusión interna para más adelante, o la enfrentará con la guardia baja.

La contracara de este panorama gris se encontró ayer en la calle Génova, la sede del PP en el centro de Madrid. Con el triunfo en el ayuntamiento y la comunidad madrileña, Pablo Casado logra reponerse de la paliza que sufrió su liderazgo en los comicios generales. Cuando debió valorar los resultados, custodiado por José Luis Martínez e Isabel Díaz Ayuso (próximos líderes de la alcaldía y la autonomía, respectivamente), y con un semblante muy distinto al del 28 de abril, Casado envió un mensaje al PSOE, y otro a Ciudadanos: “Se le va hacer muy cuesta arriba a Pedro Sánchez esta legislatura si consigue formar gobierno. Y a ellos (Ciudadanos) que querían suplantarnos, verán que hay Partido Popular para muchos años, y muchas décadas”.

La fuerza de Albert Rivera no logró su máximo objetivo de superar al PP y erigirse como líder de la oposición, pero podrá integrar los gobiernos de la alcaldía y la Comunidad de Madrid junto al PP, y ser determinante en autonomías donde se impuso el PSOE, como el caso de Aragón. En las próximas semanas se sabrá cómo Rivera intentará conciliar sus deseos de borrar a Casado y, a la vez, pactar acuerdos de gobierno con el PP en municipios y autonomías.

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Otra de los cismas de la jornada se produjo en Barcelona. La alcaldesa de izquierda, Ada Colau, perdió la capital catalana a manos de Ernest Margallal, de la izquierda independentista, Esquerra Republicana. La fuerza de Oriol Junqueras confirmó el gran crecimiento logrado en las elecciones generales, y ahora podrá gestionar con la mira puesta en la Generalitat, que lleva adelante desde la sombras el expresidente catalán, Carles Puigdemont.

Con los resultados de ayer, Sánchez tendrá que valorar muy profundamente la conveniencia de formar un Gobierno en solitario. La fortaleza del PP en Madrid, y la testosterona activa de Cs, pronostican una legislatura igual o más crispada que la reciente campaña electoral. Aunque Unidas Podemos sale muy golpeada del calendario electoral de este año, Pablo Iglesias podría convertirse en el único apoyo del mandatario socialista.

Para consentirse por las dificultades que deberá enfrentar el PSOE dentro de las fronteras españolas, el presidente Sánchez podrá aspirar a reforzarse en el nebuloso terreno de la Unión Europea. El socialismo español ha sido de los pocos en no regalar sus votos a los partidos verdes, los liberales, o las fuerzas de la ultraderecha.

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