Mauricio Macri esperó a sus ministros en la Quinta de Olivos mientras de reojo seguía la variación del valor del dólar. Cuando los tuvo enfrente buscó una frase para transmitirles energía pero terminó sonando a resignación: “Hay que aprender a convivir con la volatilidad del dólar”. Luego les reclamó “tranquilidad” a su tropa que, según trascendió, el Presidente cree que va a generar “confianza” en la población golpeada por al crisis económica. Por si acaso, volvió a culpar de la reacción de los mercados al creciente aumento de Cristina Fernández de Kirchner en las encuestas de intención de voto: “Mientras ella tenga chance, esto no va a cambiar”, les dijo sin nombrarla. También salió al cruce de las versiones de cambios en el gabinete y le reiteró a sus ministros “tranquilidad y trabajo”. De la misma forma que el día anterior el jefe de gabinete, Marcos Peña, tuvo que ratificar en un set de TV que “Macri es el candidato” del oficialismo y que “no se adelantarán las elecciones”. 

La idea de convivir con las oscilaciones del dólar -siempre para arriba- recordó aquel consejo que dio durante el primer invierno de su gestión, cuando le explicó a los argentinos cómo convivir con el frío: “Cuando usted se encuentre en su casa en invierno y vea que está en remera o en patas, es que están consumiendo energía de más. En invierno tenés que estar abrigado en tu casa”, dijo Macri en julio de 2016 como parte de su campaña para “ahorrar energía”. Tres años después, las tarifas de gas y electricidad hacen casi prohibitivo calefaccionarse a millones de ciudadanos.

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El Presidente ratificó el cumplimiento a rajatabla de la no intervención del Banco Central mientras el dólar se mantenga dentro de una amplia banda cambiaria que fijó el Fondo Monetario Internacional, que ya no tiene piso y cuyo techo es de 51,45 pesos hasta junio, donde la banda recién debería ser modificada pero la divisa norteamericana se acerca cada vez más rápido a ese límite impuesto.

Macri también dio consejos Zen para afrontar la crisis. “Tenemos que hacer nuestro trabajo lo mejor posible. Si nos ven tranquilos, esto va a empezar a cambiar. Esta locura se cambia generando tranquilidad”, fue el mensaje que más había impactado en uno de los ministros que participaron del encuentro en Olivos. Una tranquilidad que resulta frágil ante la dolarización de gran parte de la economía que se encarga de trasladar la suba de la divisa norteamericana a los precios –y en particular a los alimentos– provocando cada vez más desazón y angustia en la población.

De todas maneras, la tranquilidad bien entendida empieza por casa. El Presidente desechó los rumores de cambios en el gabinete frente a los ministros. Varios, cuyos nombres figuraban en los trascendidos y cuya fragilidad en sus cargos se especulaba, exhalaron cierto alivio.

Solo faltaron a la cita el ministro de Economía, Nicolás Dujovne, de viaje por Brasil, donde habría conseguido elogios de funcionarios del presidente Jair Bolsonaro; y el ministro de Interior, Rogelio Frigerio, de gira por Jujuy junto al gobernador radical Gerardo Morales. 

Desde el norte del país, Frigerio se mostró en sintonía con Olivos. “Evidentemente hay una volatilidad a nivel de las variables económicas exógenas que afectan a la Argentina” por tener la economía “más frágil de la región”, consideró el ministro político y ratificó el rumbo al afirmar que el Gobierno trata de “dejar eso atrás a través de la sanción del presupuesto equilibrado y del saneamiento de nuestras cuentas públicas”.

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A la mesa en Olivos también se sentaron el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo, y el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, alejado de la mesa chica de Cambiemos tras perder su pulseada política con el jefe de Gabinete, Marcos Peña. Ambos recibieron la felicitación presidencial por el avance de la reforma de la ley de financiamiento de los partidos políticos, que le abre las puertas al aporte de las empresas a las campañas electorales y que Macri quiere en busca de su reelección.     

A Pinedo, Macri le encargó ser el mensajero de un agradecimiento personal para el jefe de la bancada de senadores del peronismo federal Miguel Angel Pichetto, uno de los artífices de que los proyectos de la Casa Rosada atravesaran sin grandes escollos el Senado. Aunque esta vez fue por sus declaraciones en Nueva York, hasta donde el precandidato presidencial de Alternativa federal llevó sus propuestas. Allí, y frente a inversores, Pichetto afirmó “la clara convicción del cumplimiento de las obligaciones, de las continuidades del Estado y de que para la Argentina el peor lugar es el default”. “Es un verdadero estadista”, dijo Macri sobre el senador peronista según describieron algunos de los presentes en Olivos.  

La “volatilidad” de la jornada cambiaria no modificó posturas en el Presidente ni en su gobierno. El encuentro comenzó con cierta tranquilidad tras la corrida del jueves. Pero cuando ya había concluido y Macri recibía al embajador estadounidense Edward Prado y una pequeña comitiva de congresistas encabezada por el senador republicano y ex gobernador de Florida, Rick Scott       –que le habrían transmitido el respaldo de Donald Trump a su gestión–, el dólar reanudaba su escalada. 

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La agitada jornada continuó con la certeza de que la “tranquilidad” dentro de las paredes de la Quinta presidencial no había llegado hasta la City, donde el dólar trepó hasta los 47 pesos en otro día negro para el Gobierno.

Con ese dato en las pizarras, Macri encabezó otra reunión, esta vez con la llamada Mesa de Vaca Muerta, como denominan al espacio en la que conviven el gobierno provincial, sindicatos y empresas petroleras para discutir el desarrollo hidrocarburífero de la cuenca neuquina. 

Escoltado por el secretario de Energía, Gustavo Lopetegui; el presidente de YPF, Miguel Ángel Gutiérrez; el vicejefe de Gabinete, Andrés Ibarra; y el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, el Presidente recibió a los integrantes de la Mesa: el gobernador de Neuquén, Omar Gutiérrez; los titulares del Sindicato de Petróleo y Gas Privado, Guillermo Pereyra (senador nacional del MPN); de la UOM, Antonio Caló; y de la Uocra, Gerardo Martínez. 

El gobierno bucea hace tiempo en la cuenca de petróleo y gas no tradicional en busca de dólares para hacer frente a los vencimientos de la abultada deuda que contrajo. Pero allí tampoco hubo anuncios.

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