El malestar con las tarifas aumentadas por Mauricio Macri es notorio. Figura en todas las encuestas y está al tope de todos los reclamos. Fue una de las banderas de la movilización del 4 de abril en todas las plazas del país. El misterio es por qué el malestar no se convierte en protesta organizada. En un hecho colectivo. Por ejemplo, en un llamado a no pagar la luz.

Hay un antecedente de pueblada en torno de las tarifas. La consigna fue simple: “No pague la luz”. Estaba escrita sobre cartelitos pegados en las vidrieras de toda Mendoza y representó uno de los momentos más luminosos de lo que pasó a la historia como el Mendozazo.

Los “azos” fueron las rebeliones populares que comenzaron con el Cordobazo del 29 de mayo de 1969, del que muy pronto se cumplirán 50 años.

El gran factor de irritación que provocó el Mendozazo, desplegado entre el 4 y el 7 de abril de 1972, hace 47 años, fue un aumento del 300 por ciento en las tarifas de electricidad de la provincia.

Contra la suba brutal marcharon los maestros y los gremios de la Confederación General del Trabajo. También se acoplaron los chacareros. Hubo represión con muertos y heridos.

La agencia de noticias de la Universidad de Cuyo recordó que Leonardo Torino y Analía Profera filmaron un documental, “Mendozazo”. También citó el testimonio de Juan Moyano, electricista, que fue uno de los miles de manifestantes reunidos en el centro de la capital. Contó Moyano: “La crisis era total, la producción no tenía precio, y los agropecuarios estaban desesperados. En las marchas se tiraba la uva, la fruta, porque no se podía vender”. Cualquier semejanza con los verdurazos de este año no es simple coincidencia.

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En 1972 gobernaba el general Alejandro Agustín Lanusse, cabeza del tercer y último turno de la autodenominada Revolución Argentina. Había comenzado en 1966 con Juan Carlos Onganía y seguido con Roberto Marcelo Levingston. Ese ciclo militar terminaría el 25 de mayo de 1973.

En dictadura no hay válvula de escapa ni instituciones que canalicen el reclamo social. ¿Será ésa la explicación de por qué un aumento del 300 por ciento generó la decisión colectiva de no pagar la luz y en cambio hoy, en democracia, con un aumento del dos mil por ciento desde 2015, no hay nada parecido?

Las centrales sindicales están organizando un paro para este mismo mes o para mayo. Incluso los dirigentes más moderados sostienen que, si no hay paro, los gremios deben continuar con la protesta. Las organizaciones que nuclean a las pymes como CGERA, la Confederación General Empresaria de la República Argentina, participan con una presencia cada vez mayor en las reuniones y en las manifestaciones callejeras. Es permanente la queja de usuarios hogareños, empresarios y comerciantes sobre el ataque simultáneo de todos los servicios contra el único bolsillo que tiene cada uno, como dice gráficamente el intendente de San Martín Gabriel Katopodis. La discusión que le encanta al Gobierno, sobre si era necesario o no actualizar tarifas, quedó vieja. La polémica hoy es si una carnicería o un bar pueden pagar la luz, el gas y el agua, además de los impuestos, y subsistir cuando además no hay consumo.

¿Será ilegal hacer un llamado a no pagar la luz? ¿Patricia Bullrich cerraría un comercio que copie el cartelito de los mendocinos? ¿O es que, simplemente, a nadie se le ocurrió?

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