Tras la violación de un niño y el posterior asesinato del hombre erróneamente señalado como padre del violador

Si hace una semana se hablaba de una “pueblada” en el barrio Fracción 14 de la ciudad de Comodoro Rivadavia, hoy el lugar se asemeja más a un pueblo desolado. Desolado porque muchos de sus vecinos y vecinas saben que fueron partícipes (por acción directa o pasiva observación) de un linchamientp que devino en homicidio –que ya tiene tres detenidos- y por el temor que genera la posible presencia en la zona de la persona que violó a un nene de 12 años. Un denominador común que surge de ambos episodios de violencia tiene que ver con la ausencia de prevención, la promesa no cumplida del Gobierno provincial de instalar en la ciudad un centro de monitoreo de seguridad, cierta desidia de la Policía de Chubut a la hora de acudir al lugar de los dos hechos o la demora de tres horas en avisarle al Ministerio Público Fiscal (MPF) que había ocurrido una violación cerca del barrio Fracción 14.

¿Qué ocurrió el pasado 25 de marzo? Un niño fue abusado sexualmente cuando caminaba a su casa desde la escuela; un rumor basado en la falta de información sobre el posible autor de ese hecho; un reclamo (en principio legítimo) de mayor presencia policial en el barrio; una acumulada bronca barrial hacia una familia del barrio; la ausencia del Estado provincial para mediar o impedir el desmadre. Todas estas circunstancias, que ocurrieron al mismo tiempo y en un mismo lugar, fueron referenciadas por los vecinos y vecinas como detonantes de la “pueblada”. Pero como señaló el psicólogo y artista José Luis Tuñón, tampoco se puede obviar “la existencia de un discurso de justicia por mano propia que está presente en toda la cultura”.

Existen otros elementos de contexto que contribuyen a entender, quizás, el clima de violencia que se vivió (y vive) en esa ciudad, cuyos índices delictuales la colocan en segundo lugar después de Rosario, según los datos que manejan en el MPF: la pobreza creció un 61 por ciento entre el segundo semestre de 2017 y el mismo período de 2018; el año pasado, la inflación en la Patagonia fue del 50 por ciento y la pérdida de puestos de trabajo directos del sector petrolero en Chubut (Comodoro Rivadavia es la ciudad central de la Cuenca del Golfo San Jorge) ascendió a más de 2100 personas entre diciembre de 2015 a junio del año pasado, y llegan a más de 4000 si se cuentan los puestos indirectos.

Al recorrer las calles del barrio Fracción 14 y Los Bretes y dialogar con varios vecinos y vecinas, así como también con la primera fiscal que investigó el linchamiento de José Oviedo, Verona Dagotto; el fiscal a cargo de la investigación por abuso, Martín Cárcamo; el psiquiatra y artista José Luis Tuñón, y el concejal Nicolás Caridi.

Las preguntas que guiaron todo el recorrido fueron las siguientes: ¿Qué ocurrió el pasado 25 de marzo en esta ciudad patagónica? ¿Qué llevó a un grupo de personas a matar a un vecino? ¿Hubo un contexto habilitante para golpear a una persona hasta su muerte? ¿Querían justicia por el niño violado, llamar la atención de las autoridades provinciales o simplemente desquitarse con una familia a la que consideraban “problemática”? ¿Qué reflexiones hacen esos mismos vecinos a una semana de los dos hechos de violencia (la violación del menor y el linchamiento) que marcaron a esta comunidad? Aquí el recorrido.

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Todos somos asesinos

“En el fondo todos somos un poco asesinos. No se podía impedir. Cuando salí a la calle, ya le estaban tirando piedras y palos. Todo fue tan rápido que no lo vi cuando se escapaba.” La vecina que habla se llama Irma y vive al lado de la casa incendiada en el barrio ubicado en la zona sur de la ciudad de Comodoro Rivadavia (Chubut) llamado Fracción 14. De ese domicilio huyó como pudo José Oviedo, a quien persiguieron durante 400 metros hasta que fue linchado por al menos 11 personas, de las cuales tres ya están presas y el resto en proceso de identificación a través de los mismos videos filmados por los vecinos que estuvieron en el lugar del linchamiento. Otros tantos observaban e incitaban a ese linchamiento.

El barrio Fracción 14 se creó en 2011 a partir de un loteo realizado por la municipalidad de Comodoro Rivadavia. Sus manzanas y calles de tierra están señalizadas cada una con una letra del abecedario y ante cada cartel puede leerse la leyenda “Secretaria de Tierras y Hábitat”. En el lugar viven trabajadores y trabajadoras de la construcción, el petróleo, casas particulares, amas de casa, los que hacen changas y quienes en los últimos años se quedaron sin trabajo.

“Fue todo muy rápido. No lo vi cuando se escapaba. Y después escuché que estaba muerto”, sostuvo Irma.

–¿Cómo se enteró de que estaba muerto? –se le preguntó.

–¿Viste que lo mataron a José? me dijo mi nene. Quedé así, dura, como que no sabía qué hacer. Después la gente siguió quemando cubiertas.

–¿Y por qué se la agarraron con ellos?

–Eran problemáticos, robaban, quizás fue eso. Se les colmó el vaso… Nadie tuvo el instinto de parar.

Oscar Miranda hace tres años que vive en el barrio Los Bretes, contiguo a Fracción 14. Corpulento, sale al pórtico de su casa, cruza sus brazos, infla el pecho y lanza: “Si te pasa algo así (por el linchamiento), por algo será, algo tuviste que hacer. Nadie lo vino a ver. Estuvo tirado como 12 horas”.

–¿No se pudo frenar a la gente?

–En un caso así, donde acusan a alguien de violación, no hay que meterse. Yo no me meto. Yo no me meto.

A los pocos segundos de haber enseñado un gesto de desaprensión por la vida de la persona que habían linchado, reflexionó: “¿Quién es uno para matar a una persona, no?”

El caso de abuso

El nene de 12 años salió de su escuela (la 723) antes del horario habitual y como la frecuencia de los colectivos (línea 4E) es cada dos horas decidió caminar. En el trayecto fue interceptado por un hombre desconocido para él quien lo forzó a ir a un descampado. Cuando pudo llegar a su casa, le contó lo sucedido a su hermano mayor y junto a un vecino fueron a llamar a su mamá que estaba trabajando. El hecho ocurrió cerca de las 14.30. La policía provincial apareció recién a las 17.

En el interín, los vecinos comenzaron a juntarse en la puerta de su casa. Los rumores empezaron a correr.

“El niño pudo hacer una primera identificación de su agresor. Ante los primeros rumores, los vecinos empezaron a juntarse y en función de esas primeras descripciones, sacaron la conclusión de que era Oviedo”, indicó el fiscal del caso Martín Cárcamo.

El fiscal pudo determinar, a partir del cotejo de varias imágenes aportadas por cámaras de seguridad, que en el momento en que ocurrió la violación, Oviedo estaba a 20 kilómetros del lugar de los hechos.

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El chico y su familia se encuentran bajo la contención del Servicio de Asistencia a las víctimas del MPF y además es asistido por el dispositivo del Centro de Especializado en Salud en Infancia y Adolescencia, con controles médicos.

En términos de la investigación penal, Cárcamo obtuvo un identikit parcial del sospechoso a partir del relato oral del niño, que ahora deberá cotejarlo con otras imágenes de video. Según su opinión, el agresor conocía la zona, por lo que podría habitar alguno de los barrios lindantes.

Los rumores

Cerca de las 17, la familia de la víctima decidió llevar por su cuenta al niño al hospital porque la Policía de Chubut no aparecía. Mientras esto sucedía, los vecinos de Fracción 14 ya se habían convocado por mensajes de Whats App para “hacer justicia por mano propia”.

“Vecinos, júntense, vamos a la esquina de Chile que pasó algo grave”, fue el primer mensaje de la cadena. “Violaron a un nene de los Bretes”, fue el segundo.

“No estuvo bueno, pero el pibe ya nos tenía cansados. Esto superó todo”, fue lo primero que respondió Jésica ante la consulta. El “pibe” al que hace referencia es Matías Oviedo, el hijo del hombre linchado. La casa de Jésica está ubicada al lado del domicilio donde intentó esconderse Matías, cuando los vecinos quisieron atraparlo.

“El vecino (José) no me hizo nada pero apañaba al hijo. Era habitual que en su casa hubiera lío. Quedó todo el barrio atemorizado. Los vecinos tienen hasta las persianas cerradas”, agregó esta ama de casa al mismo tiempo en que señalaba un domicilio con sus ventanas tapiadas por cortinas.

Las calles del barrio también dan cuenta de ese “temor”. “Es terrible, los nenes ya no salen a la vereda, antes estaban corriendo por los descampados. Si no fue este chico, el violador anda suelto”, sostuvo Adriana, quien era vecina lindante de José Oviedo.

Que “era una familia problemática”, que “robaban a los vecinos”, que practicaba “ritos umbanda”, que tenían “antecedentes de abusos sexuales”. Cuando los vecinos y vecinas se juntaron para protestar motivados, en principio, por el abuso de un nene de la zona, o pedir mayor presencia policial o que haya más frecuencias de la única línea de colectivos que transita por el lugar, rápidamente afloraron los enconos personales (colectivos) contra la familia Oviedo.

“Para mí fue él porque incluso estaba en la manifestación y repetía con un tono burlón ´violaron al pibito’. Se salió todo de control. La gente se volvió loca”, sostuvo Patricia antes de meterse en su casa, raudamente.

Tres escenarios de violencia

Fueron tres hechos de violencia en tres lugares distintos del mismo barrio, casi al unísono. El primer lugar/escenario es donde intentaron agarrarlo a Matías Oviedo antes que lograra esconderse en una casa que fue apedreada y hoy tiene custodia de la Infantería. Esa casa pertenece a la familia Millaldeo, “marcada” por profesar el culto umbanda.

El segundo hecho/escenario –a menos de 200 metros del primer foco– fue el incendio de la casa de José Oviedo, quien logró escapar de las llamas pero fue corrido por los vecinos durante 400 metros, interceptado por dos policías que ante la enajenación de los vecinos no tuvieron otra opción que soltarlo, argumentaron. Y ahí, en el tercer hecho/escenario, es cuando lo terminan de agarrar, previo intento de atarlo con una cuerda de acarreo para arrastrarlo por el barrio. No llegaron a eso. Solo lo golpearon hasta matarlo.

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“Ese día empecé a escuchar gritos, veo que todos estaban corriendo, salgo hasta la esquina y ya estaba tirado. Yo lo vi”, manifestó Carlos, un pastor evangélico nacido en San Pablo (Brasil). En el barrio Los Bretes hay varias iglesias evangélicas, la suya se llama “Casa del Señor, donde los milagros acontecen”. “Hubo negligencia de los dos lados, de la gente y la policía. Yo sé cómo es la policía en Brasil. Si un policía te agarra, nadie se les acerca”, explicó este pastor, orgulloso de haber trabajado directamente para la campaña del presidente brasileño Jair Bolsonaro.

Oviedo quedó tendido en el piso de tierra del barrio Los Bretes, frente a la custodia de esos dos policías que poco pudieron hacer (o no quisieron hacerlo). Ambos efectivos –Víctor Farcy y Juan Cruz Campos– fueron separados momentáneamente de sus cargos y el Concejo Deliberante solicitó la interpelación del ministro de Gobierno, Federico Massoni.

“En octubre del año pasado, Massoni se había comprometido a que en enero ya estaría funcionando el Centro de Monitoreo y no cumplió. Se podrían adoptar otras medidas, como los corredores seguros, pero tampoco son aceptadas por la provincia. Hay que mirar todo el contexto, la desocupación que aumentó, la pobreza y el aumento de la violencia en los delitos. Estas circunstancias merecen otra mirada desde el Estado”, afirmó el concejal Caridi (Partido Justicialista).

La Policía de Chubut llegó tarde; y cuando todo ya se había desmadrado, salió a cotejar imágenes de video con perfiles de Facebook. Así incurrieron en detenciones al voleo, como el caso de Enzo Cerdá, quien fue liberado luego de que se comprobara que no había estado en el lugar de los hechos. Hoy su madre, Gladys, denuncia que la Policía les destrozó la casa durante el allanamiento.

Todo fuera de control

Sobre el final, vuelven a retumbar las palabras de Irma, que vive justo al lado de la casa incendiada. “En el fondo todos somos asesinos… fue una mezcla de todo”.

“A nosotros nos llegó el hecho consumado. La policía tardó en avisarle al Ministerio Público Fiscal que había ocurrido una violación y que había hechos de violencia en el barrio. No ponernos en conocimiento de esos hechos fue algo grave. Cuando llegamos, ya había una persona linchada”, explicó a este diario la fiscal Dagotto, quien el día del homicidio estaba de guardia.

La fiscal examinó los videos aportados por los propios vecinos y contribuyó a detener a tres personas, de un posible total de once participantes directos en el linchamiento. A partir del lunes pasado quedó a cargo de la investigación la fiscal Camila Banfi.

“Falló la prevención, sí. Pero uno podría preguntarse ¿hasta qué punto los hechos fueron una consecuencia de la falta de prevención cuando la gente se armó para matar a alguien por la información que circulaba por WhatsApp? Hay un carencia absoluta de todo”, reflexionó Dagotto.

“Por el tema del nene la protesta estuvo bien pero por otro lado no se tiene que actuar sin saber las cosas bien, los hechos. Nadie le quita la vida a otra persona porque sí. Mucho más no te puedo decir, ese día me metí adentro del negocio”, concluyó Celia, dueña de un almacén en el barrio Fracción 14.

 

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