El brutal episodio protagonizado por el taxista que agredió a golpes y le provocó daños en el vehículo a otro conductor, es un elocuente síntoma de una sociedad contaminada por la violencia extrema

La furia quedó filmada días pasados en un video que se viralizó, con un taxista de la Ciudad de Buenos Aires absolutamente fuera de control en el marco de un episodio de violencia callejera. Todo ocurrió en el barrio de Villa Urquiza por un roce entre vehículos, para continuar con momentos de dramatismo, amenazas y extrema virulencia. Para peor, dentro del taxi se encontraba una mujer con una criatura. No hubo personas fallecidas de pura casualidad.

¿Se trató de un hecho aislado? Todo lo contrario, ya que las estadísticas de conflictividad en la vía pública indican que hay más de 400 hechos similares cada jornada que llegan a la justicia en territorio porteño y bonaerense.

Acerca del caso de que conmocionó a la opinión pública, un video registró el hecho violento que protagonizó el taxista en el cruce de Triunvirato y La Pampa. Sobre el final se observa que el conductor decidió chocar al otro auto y casi atropella peatones.

La secuencia tuvo su comienzo tras un roce entre los autos y el taxista del Volkswagen Voyage -que iba con una mujer y su bebé- se bajó del vehículo para increpar al conductor del Chevrolet Corsa gris, quien también descendió. Y se agarraron a trompadas. Peatones y vecinos, presentes en el lugar, lograron separarlos pero las agresiones continuaron. Mientras, otros pidieron a la mujer que abandonara el taxi con su bebé. El taxista regresó a su móvil para retirarse. La pasajera se subió. Pero el irascible conductor del vehículo de alquiler puso marcha atrás, embistió al Corsa y luego se escapó haciendo chirriar las cubiertas.

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“Fue una escena de Relatos Salvajes”, dijo Franco Fabris, dueño de una ferretería, quien filmó el episodio. “Se estaban puteando por un roce que tuvieron a 200 metros, en Avenida Triunvirato. Cuando llegaron al semáforo se bajaron y empezaron a insultarse, amagaron con pelearse pero no pasó nada. Al rato se enfrentaron, pero fueron separados. Cuando el automovilista entró a su auto, el taxista volvió y caminó sobre el capó. Con el talón le partió el parabrisas, ahí comencé a grabar”.

El Décimo Informe sobre Conflictividad Vecinal en la Ciudad de Buenos Aires, elaborado por el Ministerio Público porteño, es contundente, con un registro de 37.654 hechos de amenazas, daños, lesiones en riña, tenencia de armas, hostigamiento, intimidaciones, ruidos molestos y conductores bajo los efectos del alcohol. El promedio cotidiano es de 103 hechos con estas características. En la provincia de Buenos Aires la situación no es mejor: se calcula que son más de 300 los expedientes abiertos por esas mismas causas. Y cabe destacar que no se incluyen hechos de homicidios, consumados o en grado de tentativa.

En el caso de la Ciudad de Buenos Aires, hay también miles de denuncias que se originan por problemas ocasionados dentro de los edificios, con el consorcio, básicamente por filtraciones de humedad y ruidos molestos, aunque la variedad es casi infinita. Muchas veces estos disparadores culminan con personas golpeadas o heridas de gravedad. Para tener una medida del problema, en territorio porteño hay un servicio de mediación que cada vez atiende mayor cantidad de situaciones.

“Puede terminar muy mal una de estas disputas. Siempre recordamos el caso registrado años atrás con un vecino que mató a golpes a otro tras pelearse por la ubicación en la vereda de un contenedor para la basura, en Mataderos”, recordó un integrante del SAME, el servicio de emergencias médicas.

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“Agradezco estar vivo, porque quiso matarme”

Fabián Rojas manejaba el automóvil que terminó destrozado por el taxista en Villa Urquiza. Y aún no puede creer el drama que le tocó padecer: “Vi el video cinco veces y pienso que quiso matarme cuando puso marcha atrás. Agradezco estar vivo. Sinceramente me dolió cómo me dejó el auto pero agradezco que no me pasó nada”.

“Yo asumo mi parte de la culpa y haber entrado en la disputa, haber violentado su auto, pero lo que me hizo generó que defienda mi vehículo y también a mi hijo, que viajaba conmigo”, reveló Rojas, quien indicó que en la primera detención del taxi el conductor le gritó: “Dale dale, bajá, bajá. ¿Me puteaste? Bajá a ver si te la bancás”.

Rojas contó que ambos venían circulando por La Pampa. “Cuando cruzamos Triunvirato me encerró. Lo insulté y él también me insultó. Pero a la media cuadra detuvo el auto al lado de unas vallas. Entonces quedó el tránsito trabado. Ahí se bajó y golpeó la ventanilla de mi hijo, la cual destrozó. Entonces lo seguí y le grité que detuviera su auto”, dijo.

“Nos detuvimos, bajamos y nos tiramos un par de trompadas. Cuando volví al auto para irme, caminó sobre el capó y me rompió todo el parabrisas. Ahí me volví loco”.

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