Todo el mundo (politizado) anduvo atento a los comicios en el sur. Ganaron los de siempre, al peronismo/ kirchnerismo le fue más o menos. Alerta para el PRO y la UCR. Contexto histórico (y encuestas) de la decadente media huida radical.  

En el Principio, en Neuquén, fue el MPN y desde entonces –hasta las elecciones de ayer- siempre fue MPN. Mérito acaso del antiguo linaje de una familia de constructores de Mayrouba, provincia de Keserwan, Líbano. Era la familia Sabbagh, que venida a la Argentina se hizo Sapag. Hubo un fundador llamado Habib –que se volvió- y hubo otro que se llamó Canaán (1911-1993). Don Canaán se quedó y tuvo hijos y fortuna y los hijos de sus hijos más fortuna y victorias electorales. Es decir: no hubo grandes sorpresas ayer en las tierras de don Canaán Sapag. Al MPN, vía Omar Gutiérrez, ex ministro de Economía del último gobernador Sapag (Jorge), le fue como le va más o menos siempre en elecciones a gobernador: joyita. Al peronismo/ kirchnerismo le fue psé. Había obtenido 28,87% en 2015 y 17,5% en 2017, con otro 17,8% de Darío Martínez representando a Unión Ciudadana. La suma no dio 35 ni 36. Al radicalismo/ Cambiemos, y a su candidato, Horacio Te Escondo el “Pechi” Quiroga, le fue un poco para el orto. Había sido 19,43% en 2015; 24,8% para Cambiemos en 2017. Y ahora un descenso fiero al 15,3%.

Previsiblemente, acorde a lo muy anunciado, los medios oficialistas resaltaron la diferencia de 14 puntos entre el MPN y “el candidato kirchnerista” y el Gobierno respiró aliviado y a estas horas estará ya pendiente del dólar, su amor, su cómplice y todo.

Al país político o politizado las elecciones en Neuquén le importaban para saber si habría temible/ deseada victoria kirchnerista. Alguien infló u operó encuestas o la pifió fiero. Las encuestas “reales” que manejaba la Casa Rosada –se publicó en Clarín con esas comillas- daban vencedor al K Ramón Rioseco. Solo alguna línea más sobre Neuquén porque lo que importará aquí es la mengua del voto oficialista y el más bien miserable distanciamiento/ aprovechamiento del radicalismo. El MPN, desde hace muchos años y aunque tuvo un tinte peruca y también progre, hace algo parecido a lo que en España practica el catalanismo conservador: grita “¡Centralismo!” y con eso negocia bien, fuerte, le va bien con un aparato de Estado considerable.

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Último apunte no original sobre lo que sucedió en el sur y cómo se preparó el terreno: la desfachatez –sepan disculpar el sustantivo de vieja maestra o señora gorda- con que La Nación y Clarín sinceraron sin cuestionar (cierto que es épocas de sinceramientos) que viéndose muy perdidoso el Gobierno se haría el pelotudo escondiendo a su candidato original y exagerando un poco el alivio.

Revoleo de boinas blancas

A no aliviarse demasiado, muchachos. El kirchnerismo diabólico no se apoderó del Neuquén ni apelando a las armas de la RAM. Pero perder diez puntos oficialistas en esa provincia no es moco de pavo, sobre todo considerando a cuánto se cotizará cada 0,1% de los votos en las próximas presidenciales. Se sabe que los radicales vieron esto hace unos meses, es decir tarde. Más bien temerosos por un tiempo, se habían conformado con reclamar migajas de poder o presencia territorial. Pero ahora andan hechos una furia, claro que una furia radical (ejemplo: pedir la vicepresidencia 2019 no se sabe bien para qué). Ya lo sinceró el Colo Mac Allister en La Pampa: estar cerca de Macri, en la fórmula, no es bueno. De pronto todo radical con poder se puso a adelantar elecciones en su territorio. Pasó primero en Mendoza y el último en apagar la luz fue el perseguidor republicano Gerardo Morales en Jujuy.

El quilombo más notorio, se sabe, sucede en Córdoba. Es la provincia -se dice- gracias a la cual Cambiemos ganó las elecciones de 2015 arrasando con un incomprensible y súpercalifragilístico 70% de los votos. En un rincón Mario Negri, Cambiemos-PRO de la línea duro duro duro, jefe del bloque de diputados radicales y del interbloque de Cambiemos. En el otro Ramón Mestre, a quien hoy le conviene jugarla de cordobesista (“Esto no se define en Buenos Aires”) gorila.

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La miserabilidad política del radicalismo se acentuó con los años. Se entiende la necesidad en política de conservar poder, claro, y acaso el padre de esta criatura ya tan degradada sea el a su vez papi de la democracia, Raúl Alfonsín (sin contar con la enorme cantidad de radicales que conservaron sus intendencias durante la última dictadura). Alfonsín fue el que transó con Menem con tal de que el radicalismo no entrara en emergencia, guardando poder institucional (Senado, Poder Judicial) y territorial (las provincias) a cambio de sarasa relativa. Le llamamos, niños, Pacto de Olivos.

Claro que eso devino de sucesivas debacles electorales. Hubo un primer piso cuando el candidato presidencial por la UCR, Horacio Me Acordé de Vos Masacessi sacó el 17% de los votos en 1995, lo que por entonces resultó horrible. Pero menos que el 2,34% que sufrió Leopoldo Moreau tras el enorme favor que le hizo Fernando de la Rúa como presidente. “Es evidente que la gente no perdonó esa gestión”, dijo aquella vez Moreau. Y, no, la gente no perdonó aquella gestión.

Desde entonces, desde antes, podría decirse que para la UCR colgarse de las tetas del Frepaso o del PRO, a la distancia degradada, da más o menos igual.

Hoy hay reunión de la mesa nacional de Cambiemos (¿?) para sofrenar el bolonqui cordobés. Uno de los primeros rebeldes radicales (¿¿??), el mendocino Alfredo Cornejo, también presidente de la UCR (¿¿¿???) estará borrado. Para bronquita del PRO ya dijo que en Córdoba debe haber interna, pucha carajo. ¡Jugá para adelante, Cornejo!

Y para colmo las encuestas

Las cosas vienen complicadas, saben los radicales, saben los PRO. Este domingo –amén de los resultados de Neuquén- se conocieron dos encuestas. Una de Hugo Haime dice que CFK le anda sacando 12 puntos a Macri en segunda vuelta (51% a 39%). Pero también le ganaría Sergio Massa al pobre Mauricio y con más diferencia. Lavagna lo mismo: 50% a 34. Claro que Cristina Kirchner sigue siendo la preferida de los tres, con su tercio de costumbre, que otros dicen tercio en crecimiento.

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Otro trabajo, de la consultora Query, que incluye la candidatura de Lavagna, da a CFK ganadora por un pelo en primera vuelta y lo mismo en segunda. Caramba, por si faltaban tercios y suspenso Query dice que los votos de Lavagna en segunda vuelta se dividen en nuevos tercios: Macri, CFK, indecisos. Ante semejante thriller, da toda la sensación de que tendremos versiones sobre la candidatura de Mariu Vidal –a quien le sigue yendo mejor que a Mauricio – por un tiempo largo.

En cuanto a Neuquén y el MPN, que tiemble Argentina. Dicen por ahí que hoy el país cuenta con más de 150 descendientes de Habib y Canaán Sabbagh repartidos en cuatro generaciones. Se ve que el esfuerzo pionero de los Sapag de andar a principios de siglo en carreta entre fortín Cabo Alarcón y el lago Ramos Mejía, donde hoy está la represa de El Chocón, dio buenos frutos.

A ver si aprenden, radicales.

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