Pese a que la subasta del gas en boca de pozo arrojó un precio mayorista por encima del esperado, el secretario de Energía, Lopetegui, aseguró ayer que sólo autorizarán un ajuste de 30 por ciento, menor al 35 por ciento que había anticipado Iguacel.

Después de que la subasta del gas en boca de pozo entre productores y distribuidoras arrojara un precio promedio de 4,62 dólares por millón de BTU, superior al previsto por el Gobierno, el secretario de Energía, Gustavo Lotepegui salió ayer a poner paños fríos y redujo la suba esperada de la boleta del gas prevista para abril del 35 al 30 por ciento. Para llegar a ese número, se espera que el Gobierno contenga la recomposición inflacionaria para las empresas distribuidoras, de forma similar a lo que hizo el año pasado. Además, Lopetegui dejó entrever que la segunda suba del año del gas no será en octubre, como estaba previsto, sino en diciembre. De este modo, el Gobierno busca mitigar el impacto en el bolsillo y en el índice de inflación de la boleta del gas justo en la previa de las elecciones presidenciales.

“No sé cómo había hecho las cuentas Javier (Iguacel, ex secretario de Energía). Tal vez calculó el aumento en base a un tipo de cambio más alto”, dijo ayer Lopetegui en una reunión con periodistas convocada en el Ministerio de Hacienda. El funcionario redujo la suba esperada para la boleta del gas que comienza a aplicarse en abril del 35 por ciento que Iguacel anunció a fines del año pasado y la actual gestión de la Secretaría refrendó semanas atrás, hasta un 30 por ciento “como máximo”.

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La novedad aparece justo después de que haya tenido lugar la primera subasta del gas en boca de pozo entre productores y distribuidoras. Funcionarios del propio gobierno apostaban por un precio promedio de 4 dólares, pero la compulsa dio como resultado un precio mayor de 4,62 dólares por millón de BTU, aunque ayer se sumó la subasta de la Cuenca Noroeste, que redujo el promedio general a 4,56 dólares por millón de BTU. Los precios acordados tienen vigencia por doce meses y el precio del dólar pactado será el resultado del promedio del tipo de cambio del Banco Nación de los 15 días previos a la aplicación de la nueva tarifa (en este caso, la segunda quincena de marzo). Es decir que con ese precio acordado se supone que las empresas calcularon la cobertura por el riesgo cambiario. Esta situación es distinta a la del año pasado, cuando el Gobierno intentó compensar a las productoras de gas por la devaluación con un incremento extra en la tarifa de los usuarios, aunque luego debió dar marcha atrás y el Tesoro se hizo cargo.

A pesar del precio del gas en boca de pozo, Lopetegui redujo el aumento esperado en la boleta del gas del 35 por ciento, que había anticipado el 28 de diciembre Javier Iguacel, a un máximo del 30 por ciento. El nuevo tope luce como un número político, en la misma línea de la probable postergación del segundo aumento del año de octubre a diciembre. “En 2017 ya lo hicimos”, fue la respuesta de Lopetegui ante la consulta por el aumento del gas en octubre.

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El precio promedio de 4,56 dólares incluyendo a la Cuenca Noroeste está por debajo del promedio de 4,68 dólares del año pasado, pero en ese período el dólar prácticamente duplicó su valor medido en pesos. Para llegar al incremento del 30 por ciento del gas en abril, para lo cual habrá previamente una audiencia pública, es posible que el Gobierno replique el mecanismo utilizado el año pasado ante las distribuidoras. Las empresas afirman que les deberían haber reconocido una actualización del 32 por ciento en el último ajuste semestral de octubre de 2018, correspondiente al período febrero-agosto del año pasado, al tomar como referencia la evolución del Índice de Precios Internos al por Mayor (IPIM). Sin embargo, en ese momento el Enargas autorizó sólo un 19,6 por ciento en base al IPIM junto al costo de la construcción y el índice de variación salarial. El Gobierno podría replicar el método para el período septiembre 2018-febrero 2019. La recompensa para las distribuidoras podría llegar en diciembre.

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