La reducción de aportes patronales concedida a un número limitado de actividades anunciada esta semana no cambió el clima de angustia y pesimismo en que está inmerso el sector productivo. Desde la UIA, se señaló que “muy pocos sectores de la industria manufacturera serán beneficiados” por el decreto que eleva a 17.500 pesos “el mínimo no imponible” para el cálculo de aportes patronales. La entidad reclama “políticas públicas muy activas” que permitan sostener la actividad y, fundamentalmente, impulsar la demanda, sin la cual la crisis no tiene otra alternativa que seguir profundizándose. Desde el sector agropecuario, y particularmente el cooperativo, pese a ser el destinatario del beneficio anunciado, también se advierte que la clave del conflicto de las economías regionales no está en los costos laborales sino en la demanda. “La caída del salario afecta el consumo y termina impactando en la producción”, manifestó un dirigente cooperativo antes del anuncio oficial y al presentar los resultados negativos de la evolución de las economías regionales.

En una entrevista, el jefe del Departamento Pyme de la UIA, Tomás Canosa, señaló ayer que “la actividad industrial terminó el año 2018 con muchos sectores con caídas en torno al 5%, y con perspectivas para este año que no son demasiado alentadoras”. En la semana, el Centro de Estudios de la propia UIA informaba una caída global del 3,5 por ciento en el nivel de actividad de la industria de 2018 contra el año anterior, pero comparando el último trimestre con el mismo período de 2017, el descenso trepa al 8,8. Canosa explicó que los más afectados son textiles, calzado, juguetes, determinadas áreas de la metalmecánica, y maderas y muebles. “Son sectores con mucha participación de pymes, donde la caída es mayor”, aclaró.

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Canosa estimó que la medida por la que se anunció la rebaja de aportes patronales para algunos sectores “es positiva si, como se dijo, es sólo una primera medida, porque la industria manfacturera necesita contar con políticas públicas muy activas para levantarse; en materia de financiamiento e impositivas, pero también del lado de la demanda, tener instrumentos para impulsar el consumo, que podría ser el Ahora 12 como funcionó en el anterior gobierno, o el Compre Argentino, que se votó hace varios años”. Del primero, señaló que pese a que todavía existe, le cargan a las cuotas el costo de los intereses, “que son muy altos”.

El anuncio de Mauricio Macri del jueves último, disponiendo una rebaja en los aportes patronales que deben oblar las actividades vinculadas a la economías regionales, surgió casi de inmediato al informe que presentó Coninagro en los días previos, dando cuenta del deterioro en la situación de las economías regionales durante 2018 pese a la megadevaluación. Esto es, que no todas –o muy pocas– de esas actividades resultaron beneficiadas por el salto en el valor del dólar, ya que éste impactó más en sus costos que en sus ingresos. “Aquellas que generan productos mayormente exportables tuvieron ciertas posibilidades de mejorar la situación, aunque en general no fue tal el beneficio”, apuntaba Coninagro.

Al respecto, Carlos Iannizzotto, presidente de la entidad, advirtió que “la economía está complicada por la caída del salario, que afecta el consumo y termina impactando en la producción”. Este efecto dominó está explicado por el mismo informe: la gran mayoría de las producciones regionales trabajan para el consumo interno. La caída del salario se traduce en menor cantidad de bienes consumidos, lo cual se refleja en las cifras: durante 2018 disminuyó el consumo per cápita de carne vacuna y aviar, lácteos, vino y yerba mate, según describe el informe. La insistencia oficial de poner el foco sobre los costos laborales pareciera darle la espalda a estas evidencias.

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