El Instituto Pensamiento y Políticas Públicas rechaza los méritos de la supuesta estabilidad cambiaria. “Más tarde o más temprano, esta política deparará nuevas explosiones y crisis.”

“No hay virtuosismo alguno en la presente estabilidad cambiaria, el fracaso de esta política es completo y, lamentablemente, su persistencia indica que sus daños aún no han terminado”. Así concluye un estudio del Ipypp sobre “la supuesta calma financiera y cambiaria” que el oficialismo celebra y un enorme abanico de consultoras del establishment aplaude como un paso “en la buena senda”. Por el contrario, el instituto de investigación mencionado señala que “el panorama de la economía argentina en el 2019 nos devuelve una nueva caída de la actividad económica, en paralelo al aumento del desempleo y la pobreza. Todo esto a su vez, en el marco de un conjunto de inconsistencias que, más tarde o más temprano deparará nuevas explosiones y crisis que afectarán las condiciones de vida de los argentinos”.

El informe del Instituto del Pensamiento y Políticas Públicas, firmado por Claudio Lozano, advierte que la estrategia de devaluación, eliminación de retenciones, desfinanciamiento del Estado, apertura y desregulación puesta en marcha por el gobierno de Cambiemos “produjo como resultado la salida de la Argentina de 124 mil millones de dólares”. Este es el resultado que refleja el Balance Cambiario del Banco Central desde diciembre de 2015 hasta el mismo mes de 2018, contando los saldos negativos del comercio exterior, turismo, pago de utilidades y servicios al extranjero, intereses de la deuda y fuga de divisas.

Esta desmesurada salida de divisas, “compuesta en un 47,6 por ciento por fuga de divisas, se financió, en un 94,3 por ciento, con nuevo endeudamiento e ingreso de capital financiero de corto plazo, y sólo en un 5,7 por ciento con ingreso de dólares para inversión directa”. Este fue el resultado, en consecuencia, de la mentada “liberación de las fuerzas del mercado” y de “generar las condiciones para lograr la tan ansiada lluvia de inversiones”, tal como se pretendió justificar la estrategia de apertura y desregulación lanzada a partir de diciembre de 2015 por la gestión de Cambiemos.

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Al hacer el repaso de los “efectos internos de esta política” señala: caída del PBI (-1,4 por ciento) y del ingreso por habitante (-4,4); caída del salario real (-17,2), de las jubilaciones (-15,7), de las asignaciones familiares y universal por hijo (-15,7), aumento del desempleo (15,3 por ciento) y de la cantidad de gente que busca empleo (10,6 por ciento), y un aumento de la pobreza que entre el segundo semestre de 2017 y el mismo período de 2018 se estima que será de 6,3 puntos, mostrando un crecimiento del 25 por ciento que se traduce en aproximadamente 3 millones más de pobres”. Todo ello, además, en el contexto de “un desborde inflacionario que operó como un feroz golpe distributivo”.

“Nada de lo ocurrido hasta ahora va a modificarse en el 2019”, puntualiza el informe. “Mientras la política de ajuste y déficit cero destruye salarios de los estatales, jubilaciones, programas sociales y obras públicas, ahorrando 100.000 millones de pesos, por otro lado se patinan prácticamente esa misma cifra por mes pagando deuda y sosteniendo la especulación financiera”, refiere. Y ello, como resultado de “una estrategia que supuestamente vino a desarmar la bomba de tiempo de las famosas Lebacs, pero que lo hace construyendo otra bomba quizás peor: las Leliqs”. Instrumento que genera “una renta descomunal para la actividad bancaria, afectando potencialmente la estabilidad futura del sistema financiero”.

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