En el marco de baja del consumo, aumento de importaciones, suba de impuestos y estrangulamiento financiero, las empresas viven el tarifazo como un desafío a su continuidad. En tres años, las boletas de luz se multiplicaron por 10 o 15.

El giro de 180 grados que se produjo en el escenario tarifario durante los últimos tres años afecta por medio de varias aristas a las condiciones socio-económicas generales. En primer lugar, está el sensible incremento del peso de las tarifas de luz, gas, agua y el transporte público y peajes sobre el presupuesto de los hogares. Pero en paralelo corre el impacto sobre las pymes, que explican el 70 por ciento del empleo privado. La cadena de tarifazos es uno de los componentes, junto a la caída del consumo, el aumento de importaciones, la suba de impuestos y el estrangulamiento financiero que empujan a las pequeñas y medianas empresas a la reducción de horas de trabajo, suspensiones, retiros voluntarios, despidos y cierre de plantas. Además, la compresión de la rentabilidad redujo a la mínima expresión las decisiones de inversión para ampliar o modernizar la producción.

La situación se repite entre los entrevistados por este diario: las boletas se multiplicaron por diez o más desde 2015 a pesar de que bajaron los niveles de producción, es decir, que se consume menos energía. El mes próximo habrá una quita de subsidios que redundará en una suba del 38 por ciento en el costo de la energía, que es uno de los componentes principales de la boleta, con lo cual la boleta de los sectores residenciales subiría un 26 por ciento, y luego en marzo otro 14 por ciento en el AMBA por el cargo de distribución. El nuevo capítulo del tarifazo, con sus particularidades, también llegará a las pymes.

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Fernando Lukacs tiene una empresa de fabricación de tejidos planos que se utilizan para la confección de pantalones, camisas, jean elastizados, gabardinas, calzado, ropa de trabajo, bermudas y ropa outdoor. La planta está ubicada en Lanús Oeste y cuenta con 12 empleados. “En los últimos años puse tecnología de punta, son los telares más rápidos del mercado, cada empleado acá maneja diez máquinas. Por eso el principal gasto de servicios es la luz. En diciembre pagué 110 mil pesos más o menos, que ahora con el nuevo aumento se transformarán en 130, 140 o 150 mil pesos, no lo sé. En 2015 pagaba 11 mil pesos por mes. Pero además no consumo agua y pagamos 25 mil pesos mensuales y también subió mucho el ABL y otros impuestos. Y eso con un mercado que está parado. En este último mes tuvimos un poco más de trabajo porque cerraron algunas fábricas en forma definitiva, otras adelantaron vacaciones y otras quitaron turnos de trabajo”, describió a este diario Lukacs.

La fábrica de juguetes Top Toys pagaba en enero de 2015 unos 3600 pesos por mes de luz. Esa boleta hoy está en 51 mil pesos –antes del aumento del mes que viene–a pesar de una fuerte caída en la producción de juguetes, y por lo tanto en el consumo energético. “Pero además subieron a la par del dólar nuestros principales insumos, como el plástico y el papel. Por otro lado, con la importación descontrolada el mercado tiene stock para dos años con precios que, encima, son demasiado altos para el poder adquisitivo actual”, explicó a este diario Damián Mondrik, presidente de la empresa.

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Andrés Capriati dirige Mercomac, una empresa ubicada en Ciudadela que hace herrajes para muebles utilizando materiales como plástico, aluminio, bronce y chapa de hierro. “Nuestro insumo crítico es la electricidad, un tema que venía complicado y cada vez se pone peor. Recuerdo que en 2015 pagábamos 5 mil pesos mensuales de luz con un nivel alto de actividad productiva. Ahora pago 80 mil pesos por mes teniendo casi un 50 por ciento de capacidad instalada sin utilizar y encima se vienen más aumentos. En nuestra pyme tenemos máquinas automatizadas, llegamos a ser 13 personas y ahora somos 9. Y la energía eléctrica, que antes era un costo despreciable, ahora ya equivale a tres sueldos”, explicó Capriati a este diario.

La cooperativa 19 de diciembre es una fábrica metalúrgica recuperada por sus trabajadores hace 16 años y hace 12 años que cuenta con un bachillerato popular. “En 2015, la boleta de Edenor, que brinda el insumo crítico para la producción de la fábrica, estaba en unos 5 mil pesos con la planta funcionando en plena capacidad. La última factura es de 53 mil pesos a pesar de tener las máquinas prácticamente paradas”, explica Gisela Bustos, abogada de empresas recuperadas. “Con la primera oleada de aumentos, el juez Javier Cosentino, que lleva el expediente de la quiebra, dictó una medida cautelar por la cual mandaba a retrotraer la facturación e impedir todo corte del servicio. Sin embargo, Edenor siempre siguió mandando boletas con aumentos. La empresa decidió hacer un pago mensual de 10 mil pesos junto a una nota que verifica la decisión del juez, además de dar continuidad al reclamo en la Justicia. Al día de hoy, Edenor dice que hay una deuda de 741 mil pesos de luz, a pesar de no cortar el servicio”, agrega Bustos.

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