El intento del Ministerio de Producción y Trabajo de flexibilizar por decreto el empleo en la actividad textil no prosperó. Ni los sindicatos ni las cámaras rubricaron el “acuerdo compromiso” que impulsaba con premura la creación de un fondo de cese laboral y un banco de horas. La negativa de los gremios y las empresas para habilitar los instrumentos previstos en la fallida reforma laboral de hace dos años no sólo garantizó la brevedad del encuentro sino que desactivó la anunciada presencia del ministro Dante Sica. Las medidas propuestas por el gobierno para abordar la profunda crisis que atraviesa la industria con despidos masivos y cierres de fábricas están en línea con los lineamientos del FMI en materia laboral.

Los empleadores no ocultaron su simpatía con la generosa propuesta esbozada hace quince días, mientras que la urgencia laboral y salarial obligó a los gremios a mostrarse receptivos con el planteo oficial. Sin embargo, desde ambos sectores enfatizaron que la flexibilización no frenaría la debacle sectorial. Las causas de la crisis textil, coinciden las fuentes consultadas, deben buscarse en la apertura comercial, el desplome del consumo interno y las altas tasas de interés. La ofensiva laboral promovida por el nuevo secretario de Trabajo, Lucas Aparicio, habilitó así una inesperada comunión entre los sindicatos y las cámaras. No sólo alinearon sus diagnósticos sobre la responsabilidad del programa económico en la debacle sectorial, sino que coincidieron ayer para reclamar medidas de protección arancelaria. El planteo para frenar el aluvión importador fue desestimado con énfasis por los funcionarios. Los empleadores también insistieron con la posibilidad de acceder a beneficios tributarios pero ese reiterado pedido tampoco tuvo buena recepción en Producción y Trabajo.

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El fondo de cese laboral y el banco de horas no estaban solos. Los instrumentos que fueron incorporados en la brutal reforma brasileña fueron acompañados por la propuesta oficial para institucionalizar en los convenios colectivos textiles las concesiones laborales a las que se vieron forzados a acceder algunos trabajadores de empresas en crisis. El paquete habilitaba el pago en tres cuotas del aguinaldo y la segmentación forzada de las vacaciones. Otro elemento del frustrado “Acuerdo compromiso por la Producción y el Empleo de la Industria Textil e Indumentaria” era la condonación de las deudas con el sistema de la seguridad social para aquellas firmas que regularicen a sus empleados precarizados.

Los encuentros que tuvieron lugar a lo largo de las últimas semanas contaron con la participación de la Federación de Industrias Textiles Argentinas (FITA), la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI) y la Fundación Protejer, junto con la Asociación Obrera Textil (AOT), el Sindicato de Empleados Textiles (Setia), el gremio del vestido (Soiva) y la Unión de Cortadores de la Indumentaria (UCI). Una hipótesis barajada entre sindicatos y cámaras empresarias para comprender la premura que muestran los funcionarios es la necesidad de presentarle avances al FMI. La flexibilización laboral es parte del paquete de reformas estructurales ofrendado al organismo multilateral. Con la negativa de los empresarios y sindicatos fracasó el primer intento para utilizar la crisis económica para forzar reformas laborales sectoriales. Empleadores y sindicatos volverán a reunirse dentro de diez días.

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