Ricardo Alfonsín está de vacaciones en una casa entre Valeria del Mar y Cariló con toda su familia, incluidos nietos, pero se las ingenia desde ese reducto para hacer lío en la interna de Cambiemos con su propuesta de impulsar al diputado Martín Lousteau para que compita en las PASO contra Mauricio Macri, a quien le niega la condición de “candidato natural” del oficialismo. “Hay radicales que creen que hacer política es discutir de candidaturas entre ellos nada más”, dice sobre la polémica que abrió. Entre los encuentros que mantuvo en estos días de vacaciones, revela, conversó con Roberto Lavagna.

–¿De qué charlaron?

–Estuvimos como una hora y media. Igual no todo tiene que ser interpretado en clave electoral. Alguna vez fue candidato nuestro, es una persona a la que respeto mucho. Le dije que lamentaba que su voz no se escuchara más en estos tiempos.

–Hay quienes lo impulsan para la presidencia como Eduardo Duhalde y un sector de la CGT.

–Sí, pero no estoy en eso. Bastantes problemas tengo con mi partido como para meterme en la interna de los demás.

–Ya dejó en claro que su candidato es Lousteau.

–Sí, igual hay un problema en los medios que siempre sale la respuesta pero no ponen la pregunta. Venía de una conversación sobre la posición del radicalismo en las elecciones de este año. Me preguntaron por la idea de Lousteau de sumar nuevos socios de centroizquierda y dije que esa había sido mi posición ya en 2015. Después también me preguntaron si él podía ser candidato y si le podría ganar a Macri. “Sí, claro”, le respondí, si hace lo que hay que hacer para ganar, demostrando que somos diferentes.

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–¿Habló con Lousteau después de eso?

–Sí. Si hay una competencia que no es una puesta en escena, en la que se enfrentan programas distintos y la sociedad entiende que está en juego algo diferente a lo que pasó estos tres años, estoy seguro de que la UCR podría gobernar el país. Ganaría la interna y después la general, porque la sociedad está muy dividida y el voto útil es muy importante y viene definiendo las elecciones.

–¿Pero piensa que hay lugar para un “ala progresista” en Cambiemos?

–Sé que esto es difícil de explicar, pero Cambiemos no es un frente que reúna fuerzas que piensan igual. Y acá no hubo un acuerdo programático. Hay un partido liberal, pro mercado, conservador, de derecha, republicano y democrático y un partido de centroizquierda socialdemócrata que cree que la economía no debe despolitizarse. Por eso no puede haber un “candidato natural”, como habían dicho de Macri, porque hay dos partidos que piensan distinto. El postulante del radicalismo no puede ser el candidato natural del PRO y viceversa. Macri no puede ser el candidato natural de Cambiemos salvo que pensemos que Cambiemos es el PRO.

–Parece difícil pensar en un ala progresista de Cambiemos cuando están planteando como eje de la campaña cuestiones como la baja de la edad de imputabilidad de los menores y la expulsión de inmigrantes. 

–¡Eso es el PRO, no es Cambiemos! Cambiemos como identidad o ideología no existe. No es una licuadora que mezcló la ideología del PRO, la UCR y la Coalición Cívica y nació una ideología nueva. Fue un frente electoral, ningún partido renunció a su identidad.

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–Sin embargo, el viernes el presidente de la UCR, Alfredo Cornejo, y el gobernador Gerardo Morales se van a reunir con Macri para discutir la estrategia electoral.

–Deberíamos preguntarnos si las posiciones que tuvieron en estos años los dirigentes que ocuparon las representaciones formales son las mismas que expresan la mayoría de los radicales. No digo que la mayoría de los radicales quieran irse de Cambiemos. Pero sí digo que hay un reclamo de mayor protagonismo y de mayor influencia en las decisiones. Que no acompañen cualquier decisión y que no tengan miedo de contrariar al Ejecutivo.

–Algunos ex socios suyos como el gobernador Miguel Lifschitz y Margarita Stolbizer dijeron que no se sumarían a Cambiemos porque eran opositores y que veían una mayor afinidad con Alternativa Federal. ¿Qué opina?

–Voy a seguir hablando con ellos, el 18 tenemos una reunión en Mar del Plata. Eso supone un error que es pensar que Cambiemos tiene ideología y no la tiene. Lo mismo se podría decir de ese frente que quieren armar porque no creo que Lifschitz piense igual que Juan Manuel Urtubey. Insisto que si el radicalismo va a las PASO en Cambiemos, las gana.

–¿Cuál es su balance de los tres años de Cambiemos?

–Es fácil hacer un balance en base a los indicadores sociales. Los indicadores que en 2015 le hicieron perder la elección al Frente para la Victoria e hicieron decir que la herencia era pesada son los mismos o peores al cabo de tres años. Por poner una cuestión, cuando asumió no había acceso a los mercados financieros y resulta que ahora, por otras cuestiones, tampoco hay acceso a los mercados financieros. Eso hace tres años nadie lo hubiera imaginado, que termináramos yendo al FMI y aplicando sus recetas.

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