El Gobierno y su aparato de propaganda se ufanan de la cotización del dólar, la pax de la City. El horizonte conceptual abarca un mes, dos a lo sumo. La divisa “baja” en ese lapso, tras un ascenso alocado en todo el año. Las novedades de ese ratito pasan inadvertidas para el aparato productivo que utiliza poco más del 60 por ciento de la capacidad instalada evocando la crisis fatal del 2001.

La industria continúa batiendo records desoladores. Grandes o pequeñas empresas con historia cierran o reducen personal: desde Alpargatas a la confitería Boston de Mar del Plata, por nombrar solo ejemplos arquetípicos de resiliencia.

Los reportajes a funcionarios o a los economistas market friendly prescinden de temas enojosos: los niveles de empleo, de consumo, el valor adquisitivo del salario, la inflación anual 2018 y hasta la que se garantiza en 2019 con un piso del 30 por ciento.

La recesión, cómplice de la política económica macrista, falluteó: no basta para domar la suba de precios. Coberturas mediáticas encubridoras descubren que los argentinos (quienes todavía pueden) prefieren veranear pocos días, comprar chucherías en Navidad, saltearse alguna comida.

Despuntan las movidas masivas contra los tarifazos antes de que el saque haya llegado a los bolsillos de las familias o a los costos de las empresas. La talla real de la revuelta se medirá cuando el daño sea tangible y no virtual. Sin ser un as de la astrología, es fácil vaticinar que crecerá, desde el pie.

El equipazo del presidente Mauricio Macri funciona con puertas giratorias. Los funcionarios son eyectados a la sociedad civil y retornan en otros cargos. El reciclaje de los fracasados trasunta que se agotó la cantera de cuadros o de apoyos. Los hijos pródigos (devaluados) aceptan designaciones que se intuyen transitorias. Los fusibles saltan con frecuencia, síntoma de que la instalación anda pésimo.

El oficialismo hace campaña con ejes punitivistas en parte porque no le queda otra (salvo el espantajo de la corrupción K). En parte porque el programa del Fondo Monetario Internacional (FMI) no tiene visos de cerrar sin violencia estatal. Cada propuesta penal “nueva” en rigor reingresa por puerta giratoria porque se ensayó o puso en práctica uno dos o tres años atrás. Cumple dos funciones: ganar consensos y engendrar impunidad para represiones a la protesta social o búsqueda de chivos emisarios: los pibes chorros, los extranjeros… Cortinas de humo… solo en parte. Sirven de soporte al modelo si las papas queman, si emergentes gremiales o sociales combativos sostienen la pelea, si los usuarios de servicios públicos copan las plazas.

No son los adversarios los únicos que entienden que el modelo no cierra sin represión. Lo sabe todo el equipazo, de Macri para abajo. La ministra de Seguridad Patricia Bullrich encarna con su clásico fervor fierrero dicha política de Estado.

La necesidad de elecciones limpias, con una oposición vertebrada y participación masiva crece en proporción inversa a la caída de los indicadores de la economía real.

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La teoría del caos federal: El calendario barroco, los adelantamientos hasta ocho meses antes del recambio de autoridades pintan el cuadro electoral. El colectivo, el dulce de leche, el truco… la dispersión de las votaciones amenaza con ser otro invento autóctono.

Escasean términos de comparación en la experiencia comparada. Son contados los países presidencialistas y federales, acaso 25 en el mundo, superando apenas el 10 por ciento del total. En lo que atañe a esta columna tres muy relevantes son americanos: Argentina, Brasil y los Estados Unidos.

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En la potencia del Norte los cronogramas electorales se repiten regularmente sin la creatividad argentina. No hay motivos adicionales para endiosar a ese sistema real existente plagado de trampas, con escasa proporción de votantes (menor a medida que se desciende en la escala social o la de ingresos). El fraude acecha, está fresco el recuerdo de la presidencia que George W. Bush le birló a Al Gore. La Corte Suprema gringa hizo lo mejor (lo poco) que puede esperarse del Poder Judicial; dio certeza a la situación consolidando el despojo. La gobernabilidad a salvo, la voluntad popular… te la debo.

En Brasil la proscripción de Lula suma mugre a un sistema cuyo Legislativo es un archipiélago de micro emprendedores que subastan sus votos. Sub representadas las mayorías o minorías intensas… el Congreso argentino parece escandinavo en la comparación. Volvamos a la descontrolada inventiva provincial, hija traviesadel sano federalismo.

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Que no se rompa ni se desdoble: Cada provincia es soberana para darse sus instituciones y por ende, fechar calendarios electorales. Ningún gobernador se priva de esa ventaja deportiva, que otros utilizaron. Imposible pergeñar un acuerdo entre todas las provincias para ponerle coto, el símil con la ley de coparticipación viene a cuento. El  escaso apego a la calidad institucional se potencia porque los electorados no lo castigan, en general.

Adelantamientos fenomenales acentúan la tendencia histórica. La provincia de Buenos Aires “roba cámara” por su peso específico pero, aunque la gobernadora María Eugenia Vidal dejara en amagues sus operaciones, grandes distritos renovarían autoridades antes del invierno, Tal vez la fecha estricta sea el 22 de junio cuando cierra el plazo para presentar precandidaturas nacionales, a presidente o a legisladores, Los gobernadores que tengan como plan B lanzarse a la presidencia deben tener abrochado el cuadro provincial antes. También los que apuesten al premio consuelo de colar como aspirantes a diputaciones o senadurías nacionales. Una pijotería, fustigará usted. Tal vez sea menos dolorosa que quedar en el llano expuesto a las inclemencias climáticas y al desdén.

Los gobernadores que pierdan se metamorfosearán en patos rengos durante el eterno fin de mandato, avivarse conlleva riesgos.

Macri se reunió con los gobernadores radicales de Jujuy y Mendoza, Gerardo Morales y Alfredo Cornejo en clara señal de liderazgo. Los correligionarios llegan con muy distinto poder relativo. Aquél puede ir por la reelección y se percibe favorito. Cornejo la tiene vedada por la Constitución local; lo aqueja igual síndrome que a sus predecesores. Difícil ser “gran elector” con el final cerca: el hombre se conformaría con ser diputado nacional o presidente de la Unión Cívica Radical (UCR). Bien mirado, bajará de categoría aunque se verbalice lo contrario.

En ese cónclave Macri remitió mensaje a Vidal quien  histeriquea un poco. La prensa oficialista alega que piensa primero en fortificar a Macri. Con una mirada sensata, el primer objetivo de separar las elecciones es prolijamente inverso: salvar la ropa propia. El resto, puede coexistir… en una de esas.

La impresión de este cronista es que, llegada la hora, las provincias de Cambiemos se encolumnarán con Macri, el líder de la fuerza y su candidato más probado.

La organicidad del oficialismo nacional, interpreta uno, constituye una ventaja comparativa sobre el peronismo que parafrasea (en un contexto harto distinto) la metáfora de John William Cooke sobre el gigante invertebrado.

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Todos unidos triunfaremos: Tucumán primereó con las reyertas entre compañeros justicialistas, ya lo mencionamos en notas anteriores.

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Con menos bulla y definiciones pendientes la interna entrerriana coquetea con un desenlace similar. El gobernador, Gustavo Bordet, buscará ser revalidado. Su antecesor, Sergio Urribarri,  acompaña la candidatura del diputado nacional Julio Solanas que podría ir “por afuera” como José Alperovich en Tucumán. La fragmentación elevaría las chances de Cambiemos, lógicamente.

El gobernador riojano Sergio Casas promueve una enmienda constitucional que le abriría la posibilidad de ser refrendado por el pueblo de la provincia para un tercer mandato consecutivo. Los radicales ponen el grito en cielo, clamor que es acompañado por el ex gobernador peronista Luis Beder Herrera. La consulta popular vinculante está fechada, las discusiones legales en el orden del día. Las dejamos pendientes en esta nota panóptica. La tensión intestina arde al rojo vivo, mal prospecto para una competencia reñida.

Otros justicialistas acomodan mejor las cargas.

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Unidad o PASO, para no debilitarse:

  • El diputado y presidente del Partido Justicialista nacional (PJ), José Luis Gioja convoca a la unidad peronista. Fue coherente en su distrito pactando que el gobernador Sergio Uñac será el candidato de todos los peronistas sanjuaninos en un frente pluripartidario.
  • La racionalidad instrumental hecha política se insinúa en Chubut. El gobernador Mariano Arcioni llegó como vice en la fórmula encabezada por el caudillo local Mario Das Neves, lo suplió por la enfermedad de éste. Ahora explora articular con el intendente de Comodoro Rivadavia Carlos Linares, kirchnerista él. Arcioni constelaba en derredor de Sergio Massa en 2015 pero el tiempo pasa: uno creció, el otro atraviesa una etapa complicada.Las tratativas arrancan, las fortifica el instinto de supervivencia que tira más que una yunta de lobos marinos. Al disenso, pongalé, “natural” se añaden diferencias sobre el adelantamiento de comicios decidido por Arcioni.
  • En Santa Fe se lanzó la ex vicegobernadora peronista María Eugenia Bielsa. Interpeló al precandidato a gobernador instalado, el senador Omar Perotti. Le hizo una oferta pública que éste no podía aceptar: sumarlo en su fórmula como aspirante a vicegobernador. Bielsa propone lista de unidad o las Primarias Abiertas (PASO) como método para dirimir supremacías sin fragmentar la oferta.
    Fuerte en Rosario, calcula poder sumar dirigentes o fuerzas progresistas “sueltos”, por así decir. El ex senador socialista Rubén Giustiniani quien se abrió de su partido despechado porque lo relegaron en elecciones anteriores. El diputado Carlos del Frade y la nueva fuerza rosarina La Ciudad Futura están en el radar de Bielsa,
    El savoir faire santafesino empuja a combinar figuras del norte y del Sur provincial, bien diferenciables. Carlos Reutemann supo calibrar un “piso” en Rosario para consolidar los que congregaba en el norte, su bastión. Inversa la ecuación de Bielsa, queda dicho.
    El ex gobernador Antonio Bonfatti, el socialista más opositor al gobierno central, es el adalid para conservar la provincia.
  • En Neuquén los peronistas anhelan dar un batacazo destronando al Movimiento Popular Neuquino (MPN) que desempeña el Ejecutivo desde 1983. El gobernador Omar Gutiérrez va por la reelección.
    El ex piquetero y ex intendente de Cutral Có Ramón Rioseco encabeza la boleta peruca, acompañado por el diputado kirchnerista Darío Martínez.
    Jorge Sobisch, ex gobernador por el MPN, va con partido propio. Podría restarle votitos al oficialismo si la pluri oferta no se lo lleva puesto.
    Horacio “Pechi” Quiroga, el intendente boina blanca de la capital, representa a Cambiemos y complejiza el cuadro general.
  • El peronismo rionegrino espera armadito la votación adelantada por el gobernador Alberto Weretilneck. El Frente peronista con sabor local venció ampliamente en 2017, su candidato Martín Soria está bien instalado. Podría completar la fórmula con una dirigente propio o alguien de otro partido, por ejemplo la senadora Magdalena Odarda que hace largo rato se autonomizó de Elisa Carrió.
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Weretilneck se presentó a la justicia provincial reclamando que no se considere que su primer mandato obstaculiza su derecho a ser reelecto. Era vice de Carlos Soria quien fue asesinado por su esposa a los 21 días de asumir. Aunque Weretilneck ejerció casi dos períodos como gobernador es cierto que en arribó al primero electo como vice. Se trata de una interpretación legal peliaguda que se le presentó en 2007 a Felipe Solá en Buenos Aires. En aquel entonces la resolución la tomó el presidente Néstor Kirchner quien le pidió que se apeara porque un plebiscito en Misiones había sintonizado mala onda popular con las reelecciones.

Macri, en cambio, aúpa a Weretilneck, su second best en la provincia. O tal vez resulte la mejor opción para la Casa Rosada, inconfesa. De todas maneras PRO lleva como candidato con sus propios colores al diputado Sergio Wisky quien haciendo honor a su apellido sonrió para la foto cuando se reunió en esta semana con el presidente. Los baqueanos locales ranquean a Wisky tercero en las encuestas.Impedir un avance peronista, contradicción principal para Macri, en cualquier cancha.

La tentativa judicial de Weretilneck corre contra reloj, como la del riojano Casas. La epidemia de judicialización y las cuentas regresivas  agregan ansiedad al cuadro general, de por sí magmático e irresuelto.

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Escenarios y remembranzas: No todo es federalismo en la vida: la Casa Rosada gravita en todas las provincias. En la etapa kirchnerista el Frente para la Victoria (o franquicias regionales) era la única fuerza con representación en todas las provincias. Cambiemos lo fue en 2017, circunstancia factible de repetirse ahora: la única fuerza con implantación en todas o casi todas las provincias rol que le cupo al FpV, altritempi.

El peronismo, como la UCR antes y hoy, es un rompecabezas, una confederación (a lo sumo) de partidos provinciales.

La incompleta recorrida precedente puede ser enmendada por arribos, apeos o alianzas de último momento. Con tanto relativismo cabe anticipar que la tendencia bipartidista dominante en el interior hasta 2003 ha cedido terreno a una gama de escenarios, con dos o tres fuerzas competitivas al menos en la previa. Y partidos de ocasión como chasis de candidatos disidentes (Alperovich y Sobisch por caso). Formular presagios ante tempus es bartolero a carta cabal. Todo modo, el peronismo que asoma más taquillero es el que consiguió unidad o un mecanismo no expulsivo para tramitar las internas.

Llamado de atención para el espacio nacional que en 2015 cometió dos errores cruciales: definir tardíamente la candidatura de Daniel Scioli y motivar una interna fratricida en Buenos Aires. El score de una presidencial, seguro, obedece a numerosas causas pero cualquiera de esas fallas pudo ser decisiva para la derrota por escaso margen.

La seguidilla de elecciones arranca a fin de mes en La Rioja y faltan poco más de cinco meses para presentar las listas nacionales. Un lapso breve, a simple vista. Parece desaconsejable esperar tanto para darle forma al armado nacional.

El electorado nacional se pronunciará, en buena hora. Los dirigentes políticos deben suministrarle herramientas y garantías para que pueda defender sus intereses, valores y creencias.

 

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