Tejidos nobles, sedas europeas, encajes, vestidos con print, bordado a mano, gasas teñidas… Así describe una nota de Infobae el recorrido de Juliana Awada por las principales boutiques de la Avenida Alvear, en busca de su guardarropa para las actividades del G20.

Topetitud al palo. El portal de noticias prevé accesorios neutros: sandalias, estilettos, maquillaje suave. Joyas no, para no ostentar…

“Juliana no necesita ayuda de asesores ni estilistas, es intuitiva”, aclara la aclamada diseñadora Amelia Saban. ¿Qué orgullo no? Tenemos una primera dama que no necesita ayuda para vestirse. ¡Grande Argentina!

La cosa es que así, de punta en blanco, Awada jugará el rol de anfitriona para agasajar al variopinto grupo de líderes mundiales y acompañantes que pasaran el fin de semana en Buenos Aires… Bueno, variopinto es un decir: más bien tienen en común el ser grandes organizadores de descalabros económicos, guerras, hambres y otras yerbas en distintos puntos del planeta.

Hasta hay algunos que, parece, tienen hobbies similares: como esa cosa común que sienten hacia los periodistas el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohamed Bin Salman y el presidente ruso, Vladimir Putin. Se diferencian quizá en el método: uno se inclinaría por el descuartizamiento, al otro le gustaría sazonar guisos con polonio. Nimiedades.

Lo que importa acá, según Awada, es que todes se sientan bienvenidos y que, al volver a sus países de procedencia, se acuerden entrañablemente de la Argentina. Por eso la primera dama eligió personalmente, destaca La Nación, los regalos y souvenirs que repartirán a troche y moche, como parte del presupuesto de 3.000 millones que se van a fumar en tres días de cumbre (lo mismo que gastan en un año en Aerolíneas Argentinas).

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El amor por el tejido a mano y los talleres clandestinos

A los acompañantes hombres de las líderes mundiales mujeres (sí, presten atención porque según el género y el cargo hay regalos distintos) les van a dar 40 chalinas de alpaca tejidas a mano en tiempo record por 18 artesanas de la Asociación de Hilanderas y Tejedoras de la localidad de Belén, Catamarca.

La presidenta de la Asociación, en todo su derecho, se siente orgullosa del pedido, según declara para la agencia todavía estatal Télam. Pero, en medio de las declaraciones, advierte que el Ministerio de Desarrollo Social quizá confirmó el pedido un poco sobre la hora y tuvieron que “trabajar muy duro durante casi un mes para entregar en tiempo y forma».

«Uno va aprendiendo desde chico. El aprendizaje es en la escuela de la casa, en familia, jugando en medio de los hilos en esta actividad que llega a hacer una unidad productiva de cada hogar. El telar es el nido familiar de todos», dijo.

¿Este será el mensaje que quiere enviarnos la primera dama? Destacar el valor del trabajo, a mano, sacrificado, desde la más tierna infancia, en casas de familias pobres… A eso, el Ministerio de Desarrollo Social también mete en la categoría de “emprendedores”.

¡Ay flaqui! Lo que pasa que vos no entendés. Así se saca adelante el país: la-bu-ran-do. Como en esos talleres que las malas lenguas dicen que son clandestinos, donde se les provee hasta de unos rincones para que duerman los chicos mientras los padres, que vienen de otro lugar, sin papeles, trabajan y se ganan su pan…

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A mano, flaqui, sacrificadamente, así se levanta el país. Así se proveen las boutiques de la Avenida Alvear a donde compra Awada y, digamos, así también llegan hechas las prendas que venden a precio dólar las empresas de la familia Awada, según señalan varias investigaciones y causas judiciales.

De hecho, el hermano de la primera dama fue procesado en una causa por «reducción a la servidumbre» en dos talleres clandestinos. Los dueños de los talleres fueron condenados, pero Daniel Awada terminó sobreseído. Mañas de la «justicia».

Igual flaqui, no nos vamos a amargar el finde pensando en el trabajo esclavo. Arriba esos ánimos. ATR con el G20. Además vamos a recibir a Giuseppe Conte, querida… ¿no lo conocés? es un divino, primer ministro italiano, quiere expulsar 500.000 inmigrantes a los que sus funcionarios llaman “esclavos”. O sea que mirá: lo de los talleres clandestinos acá capas que le gusta al tipo y nos manda un par de inversiones, ojo con eso…

Embajadoras de la platería criolla en el mundo

Bueno, decíamos entonces que a los hombres no presidentes les van a dar las chalinas de alpaca. A las mujeres, presidentas o no -porque acá parece que importa el género y no el cargo- les van a dar joyas diseñadas por Ignacio Bárcena, de quien La Nación destaca su origen argentino aunque la página web del joyero esté toda en inglés. Acá no habría mucho mercado.

Con las joyas, se les hará un nombramiento simbólico a las mujeres del G20: serán embajadoras de la platería criolla en el mundo. ¿Qué me contás? Me la imagino a la Ángela Merkel re entusiasmada con el cargo.

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Otros regalos serán unos Chocolates Vasalissa con corazón de dulce de leche, vinos de Ecorihuela Gascón, velas de Fueguía 1833 hechas por un diseñador (si flaqui, las velas también se diseñan, ¿no entendés nada de glamour vos?) y un blend de tés especialmente diseñado para empaquetar los sabores de la Patagonia (no solo las tierras se regalan a precio de remate, también el sabor).

El domingo habrá concierto a todo trapo en Olivos, para agasajar a la primera dama china, que es cantante lírica en su país. O sea, flaqui, podrá haber guerra comercial con EEUU, pero eso no es motivo para no pasarla bien… Si al final a todos nos gusta la gala, el glamour, la joda… pero eso sí, todo fino, reluciente, rococó, como le gusta a Awada.

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