LAS ACTIVIDADES COMERCIALES 1865-1873

Desde la fundación del pueblo hacia fines del 1700, todas las actividades oficiales, militares y sociales se habían desarrollado en torno al Fuerte de Chascomús -en lo que hoy sería la plaza San Martín y la Intendencia Municipal-, destruido el fuerte y reemplazado por varias construcciones alrededor de la Plaza el pueblo se fue definiendo por las calles principales del propio centro de la ciudad. Lo que hoy denominamos como zona centro resumía todos los comercios, simples casas como hoteles, negocios de varios ramos, o sea que todas las actividades se desarrollaban en torno a la plaza San Martín.

Con la llegada del ferrocarril en 1865 y el movimiento que se originó en todos sus aspectos económicos y sociales hizo que las actividades comerciales nuevas y antiguas se mudaran en las cercanías de la Plaza de la Estación o Sarmiento o por poco tiempo Alem.

Se abrieron nuevos hoteles y fondas, casas de comida o “comedores” como se les decía entonces, bares o boliches donde paraban los conocidos vascos a diario y también parroquianos en espera de la salida o llegada de los trenes, es que la llegada del tren empezó a ser una gran novedad ¿Quién venía? ¿Quién se iba? ¿Quién recibía o retiraba encomiendas? De los telegramas ni hablar: recibir un telegrama por ferrocarril te convertía en una persona importante.

Por todas esas razones el barrio de la estación atrajo a muchos vecinos y se convirtió en el verdadero centro del pueblo-ciudad, el movimiento de gente en carácter de pasajeros fue una verdadera novedad además del movimiento comercial y su respuesta social. Las diligencias dejaban y traían vecinos de la zona y tomaban encargues para repartir hacia los pueblos vecinos Ranchos, Pila, Dolores, etc. sus rutas llegaban hasta la costa del Río de la Plata y las estancias y poblados entremedios.

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Por la practicidad del envío de productos las granjas, chacras, huertas y animales menores: pollos, cerdos, conejos hasta los famosos pescados de la laguna, todo tomó un empuje notable, nos convertimos como bien lo pensó Lumb, el fundador del Ferrocarril del Sud, en proveedores de los muchos productos de granja que necesitaba la gran metrópolis.

HEG

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