El cachalote es el depredador más grande que existe. Tiene una cabeza desproporcionada con el cuerpo y buena parte de ella está ocupada por sus órganos nasales, con los que las ballenas producen sonido. Dos estructuras de esta red nasal, el melón y el espermaceti tienen mucha grasa y aceite, lo que explicaría las marcas de dientes que presentan los cráneos de las ballenas del Mioceno justo en esas zonas.

«Muchos tiburones utilizaban estos cachalotes como depósito de grasa», dijo el autor principal del estudio, Aldo Benites-Palomino. «En un solo espécimen, creo que tenemos al menos cinco o seis especies de tiburones, todos mordiendo la misma región, lo cual es una locura», declaró a Live Science.

En la actualidad existen tres especies de cachalotes: el gran cachalote (Physeter macrocephalus), el cachalote pigmeo (Kogia breviceps) y el cachalote enano (Kogia sima). Sin embargo, hace unos 7 millones de años, había al menos siete especies, que iban desde las más pequeñas de los géneros Kogia y Scaphokogia, que no medían más de 4 metros, hasta criaturas gigantes como Livyatan, que medía hasta 18 metros. Detrás de los numerosos cachalotes del Mioceno estaban unos cuantos tiburones deseando morderles la nariz.

Los investigadores peruanos analizaron cráneos de cachalotes de la colección del Museo de Historia Natural de Lima. Los cráneos habían sido recogidos en la Formación Pisco, en el sur de Perú, y datados hace unos 7 millones de años. En el Mioceno esta zona desértica de la costa fue importantísima desde el punto de vista de la biodiversidad marina.

El equipo descubrió patrones de marcas de mordedura en seis cráneos. Algunos tenían sólo unas pocas marcas de mordedura, mientras que otros mostraban hasta 18 perforaciones agrupadas alrededor de la cara de las ballenas. «Para nosotros estaba claro que algo estaba ocurriendo: los tiburones estaban depredando de alguna manera a estos animales e intentando alimentarse de sus narices», dijo Benites-Palomino.

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Las marcas de dientes detectadas no eran iguales, sino que variaban en forma y tamaño lo que sugiere que distintas especies de tiburones se alineaban para morder. Las mordeduras con forma de sierra eran típicas del megalodón, las profundas, como hechas con un cuchillo, podían ser de marrajo o de tiburón arena y las intermedias, como más superficiales e irregulares son propias de escualos miembros del linaje del tiburón blanco.

Según el estudio, se sabe que los escualos modernos se alimentan de muchos animales: tortugas marinas, pájaros y hasta cadáveres de ballenas jorobadas, pero no cachalotes. No se sabe qué pudo haber llevado a los tiburones a cambiar su comida favorita, la nariz de los cachalotes, por otra.

«Empiezas a imaginar cómo ha cambiado esto, por qué ha cambiado, si ha habido alguna implicación en el medio ambiente», dijo Benites-Palomino. «Más que responder a las preguntas, creo que esto me hace tener más indagaciones en torno a todos estos descubrimientos».

 

 

Referencia: Benites-Palomino, A., Velez-Juarbe, J., Altamirano-Sierra, A., Collareta A., Carrillo-Briceño, J, y Urbina, M. 2022. Sperm whales (Physeteroidea) from the Pisco Formation, Peru, and their trophic role as fat sources for late Miocene sharks. Proc. R. Soc. B. DOI: http://doi.org/10.1098/rspb.2022.0774

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